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Escrito por Brenda Brizendine, coordinadora de voluntarias del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colorado 2023 3 Brenda Brizendine

¿Alguna vez has sentido como que llevas el peso entero del planeta tierra sobre tus hombros? ¿O te has sentido con una tristeza muy profunda? Pero lo peor, ¿no sabes ni tienes idea del porqué?

Recuerdo muy bien, un día particular, en el cual me sentía así. No puedo describir cuán real se sentía ese peso sobre mí. Lo único que deseaba era llorar. Me abrumaba tanto esta sensación que no podía concentrarme en nada.

Recuerdo muy bien que deseaba orar y pedirle a Dios que me ayudara con ese peso, pero no lograba completar ninguna frase en oración, y ni sabía cómo pedir ni qué pedir. Lo único que recuerdo es que Dios me dirigió a pedir apoyo en oración a mi grupo de hermanas, guerreras en oración, quienes me habían acompañado por mucho tiempo en mi caminar cristiano.

Fue, cuando compartí con ellas mi petición y nos pusimos de acuerdo en orar por misericordia y para que Dios se llevara esa carga abrumadora, que fui liberada. A través de esa unidad en oración, incluso estando a kilómetros de distancia, esa batalla se peleó por mí, y Dios me liberó de esa carga que estaba teniendo.

Hasta el día de hoy, no encuentro una razón para haberme sentido así, pero tengo muy presente esa sensación de la carga siendo levantada de mis hombros y mi corazón llenándose de paz y de gozo, al ir leyendo las palabras de oración que las hermanas compartían en el chat grupal que teníamos.

La fe de ellas junto con la mía, unidas en oración, hizo que algo sobrenatural sucediera. Eso me recuerda al pasaje de Mateo 18:19-20.

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Y también el pasaje que se encuentra en Santiago 5:16b, “y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”

El enemigo trató de derrotarme, porque me encontraba sola, pero cuando mi corazón se unió al de mis hermanas, algo poderoso sucedió. El poder de la unidad de la familia de Dios volvió a vencer el mal con el bien, la tristeza con el gozo, la tribulación con la paz.

Es importante que desarrollemos esa comunidad de fe. Si alguna vez has visto la película “Enfrentando a los gigantes”, hay una escena en la que un grupo de personas se pone en común acuerdo para orar por los jóvenes de la escuela. Las cosas empezaron a cambiar. Las cosas empezaron a mejorar. Cosas poderosas empiezan a suceder cuando convergemos en un común acuerdo, y se piden en el nombre de Jesús.

Leí también en una novela, Esta patente oscuridad de Frank E. Peretti, cómo el autor describe lo que él imagina que nuestras oraciones en conjunto hacen cuando nos ponemos de acuerdo. Es como limpiar el camino para que los ángeles puedan completar la misión que Dios les ha dado.

Actualmente, tengo un grupo de amigas y hermanas, con quienes nos reunimos de manera regular para orar por nuestros hijos. Cada semana nos compartimos peticiones especificas por las cuales orar, y juntas, en común acuerdo elevamos oración al Padre. Hemos visto muchas de esas peticiones ser contestadas. Y tenemos la confianza de que continuaremos viendo la Mano de Dios obrar en la vida de nuestros pequeños. Te animo hoy a buscar a tu grupo de oración, recuerda que donde dos o más están unidos en el Nombre que es sobre todo nombre, ahí está el poder del Espíritu Santo para obrar milagros.

Permíteme compartir una oración contigo,

¡Padre eterno, grande, y fuerte eres Tú! Vengo a ti por medio del Señor Jesucristo, declarando lo que dice Tu palabra: «Que donde están dos o tres congregados en tu nombre, allí estás en medio de ellos». En este momento me pongo de acuerdo con mis hermanas para clamar a Ti e invocar Tu presencia. Tú eres Dios todopoderoso y para Ti nada es imposible. Tte pido que tomes el control de nuestra vida y las de nuestras familias, guárdanos de toda enfermedad, súplenos todo lo que nos haga falta de manera sobrenatural. En el nombre de Jesús. Padre, nos humillamos y clamamos a Ti por nuestras naciones y te pedimos que establezcas Tu reino y descienda Tu poder y gloria sobre ellas, derramando arrepentimiento y conversión sobre cada habitante de nuestros países. Señor, gracias, porque hay poder en el acuerdo, ayúdanos a mantener la unidad y guárdanos de la división y contienda. En el nombre de Jesús. ¡Amén!

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