Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.

Recibir el blog

Etiquetas

Búsqueda

Compras en línea

Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más

Compra Ahora

2022 10 Abi Baumgartner 1Escrito por Abigail Baumgartner, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Luisiana

“¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado” (1 Cor. 9:24-27, NVI).

Al crecer como una nadadora competitiva de élite, siempre aprecié las palabras de Pablo a los corintios en toda su intensidad. Como nadadora, trabajé duro para lograr mis objetivos, ya sea pasar a un mejor grupo de entrenamiento, alcanzar un tiempo estándar o ganar una carrera. La metáfora de "correr la carrera" que usa Pablo para hablar sobre la vida cristiana tenía sentido para mí y me hizo comprender la necesidad de que los cristianos sean determinados y disciplinados. Sin embargo, hoy, mientras escribo sobre Pablo y "correr la carrera", recuerdo cómo una vez entendí mal este pasaje. Aunque apreciaba la intensidad de Pablo, algunos mensajes que recogí durante mi infancia en los deportes competitivos me impidieron comprender el hermoso objetivo de esta carrera.

Como nadadora joven, aprendí que yo era la única responsable de mi éxito o fracaso. La cultura del deporte individual me convenció de que, si algo salía mal, sólo necesitaba mirarme en el espejo para ver por qué. En cierto sentido, esto es cierto. Tener el hábito de faltar a la práctica, quedarse despierto hasta muy tarde o comer solamente comida chatarra demuestra una falta de disciplina. Aun así, el mensaje que escuché fue que cualquier defecto era inaceptable. Entonces, cuando hubo días en que no dormí, no comí o no entrené a la perfección, me condené solo por ser humana. Aprendí que, en el deporte, tenías que ser tu propio salvador; no hubo gracia, ni redención. Para alguien con tendencias perfeccionistas, este no fue un mensaje útil.

De hecho, luché durante años para reconciliar este principio atlético profundamente arraigado con lo que sabía acerca de mi Dios. Desde muy joven supe que todo pecado me separaba de Dios (Rom. 3:23), pero que Dios había redimido mi vida por medio de la sangre de Jesús (Rom. 3:24). Acepté ese regalo a través del bautismo a los 12 años. Aun así, sentí una desconexión entre lo que me habían enseñado como atleta y lo que sabía que era verdad como cristiana. Cada vez que leía 1 Corintios 9:24-27, siempre me retorcía un poco; para mí, fue solamente otro llamado a correr hacia la perfección por pura fuerza de voluntad.

2022 10 Abi Baumgartner 2Afortunadamente, encontré nueva libertad y profundidad en estos versos durante mi primer año de universidad mientras nadaba para la Universidad Estatal de Luisiana (LSU). Ese año, cuando se acercaba una competencia importante, me invadió el temor de no haber hecho lo suficiente. Por ejemplo…
¿Qué hay de esa vez hace tres semanas cuando no aceleré en la práctica?
No debí haber comido pizza la semana pasada.
¡Son las 11 de la noche y AÚN NO ESTOY DORMIDA!

En medio de esta guerra mental, clamé a Dios y Él me acercó a Él, recordándome que Él es "un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos" (Ef. 4:6, NVI). Dios me recordó que Él no era solamente el Señor de mi vida en un sentido espiritual, redimiéndome de mi pecado, sino Señor sobre todos los aspectos de mi vida. Me recordó de nuevo Su poder sobre el pecado y la muerte, cómo me creó y me salvó... ¿realmente pensé que me abandonaría en una carrera de cualquier tipo?

Lo que aprendí entonces, y a lo que me aferro ahora, es que Dios nunca me pidió que corriera hacia la perfección. Él me pidió “dejar a un lado todo lo que me estorba” y correr hacia Él (Heb. 12:1, DHH). La carrera de la que habla Pablo no es una comprobación robótica de casillas y el premio no es la perfección. La carrera se trata de la maravillosa oportunidad de conocer a Dios y darlo a conocer: Dios es el propósito y el premio.

Aunque me retiré de la natación competitiva en el 2021, sigo atesorando mi nueva comprensión de lo que importa al correr cualquier carrera metafórica o literal. Como estudiante, amiga, hija, trabajadora, mentora o atleta, sé que el verdadero premio y el propósito de mi carrera se encuentran solamente en Cristo. Alabo a Dios por esos años de natación que me enseñaron que no puedo salvarme. Ahora, conociendo a mi bondadoso Salvador, puedo glorificar a Dios por la belleza de Su redención que no se detiene en la orilla del agua, sino que fluye hacia adentro, hacia afuera, sobre, a lo largo y a través de cada parte de mi carrera en formas inesperadas e impresionantes.

¿Cómo ha usado Dios partes de tu historia para hacer que las Escrituras cobren vida en tu vida?

¿En qué áreas de tu vida necesitas dejar la perfección y correr hacia Dios?

#HermanaRosadeHierro #DIOStorias #correrlacarrera #noeslaperfeccion #correrhaciaDios #escritorainvitada #blog

Donar

Necesitamos tu ayuda para poder seguir equipando a más mujeres a lo largo de las Américas.

Donar

 

Noticias por email

Suscríbete al Blog - Ministerio Hermana Rosa de Hierro por correo electrónico

Si te gustaría suscribirte a nuestras noticias mensuales por Email, llena el formulario en la página de noticias.

Contáctanos

+1 501-593-4849 (Teléfono de oficina y mensajes de WhatsApp.)

O envíanos un email

La base de operaciones: Searcy, Arkansas, USA

Fotos

Veas más fotos en nuestra página de Galería de fotos.