Porciones tomadas de Una Sola Razón: Conversaciones con solteras, escrito por Michelle J. Goff
He perdido la cuenta de las veces que he escuchado a una madre, abuela, tía o hermana decirme que yo sería perfecta para su hijo, nieto, sobrino o hermano.
“Me encantaría presentártelo.”
“Lo tienes que conocer.”
Y una de mis favoritas, usualmente acompañada con un toque suave a mi mano, “Tú eres exactamente lo que él necesita.” Aprendí a responder a esa última frase con, “Es posible, pero no estoy segura de que él sea lo que yo necesito.”
Sin importar las palabras exactas de la expresión, ni la intención de lo que ellas querían expresar, el mensaje transmitido se sentía igual: Eres incompleta sin un hombre en tu vida. Tienes o eres un problema que hay que resolver. Y no puedo comprender que tú puedas estar contenta como soltera.
Algunas solteras leyendo esto están asintiendo con la cabeza y riéndose al agregar más ejemplos a la lista de comentarios de personas con buenas intenciones. Otras solteras quisieran tener a alguien con ganas de presentarle a un hermano porque no hay ninguna opción en su congregación local ni en la app que ha intentado usar.
¿Cómo podemos saber la diferencia entre cómo reaccionaría una soltera y otra? Lo adivinaste: la relación que tenemos con ella.
Por ejemplo: Una madre soltera se sentía muy sola y aislada cuando comenzó la pandemia y mientras la cuarentena seguía. Aunque había otras personas en su casa, ella era la única que se congregaba virtualmente. Le hacía falta la comunión con los hermanos durante el culto congregacional los domingos por la mañana. Cuando expresó sus sentimientos a su grupo pequeño de mujeres por Zoom, una hermana imprimió fotos de los rostros de todas las mujeres del grupo y dejó las fotos impresas en su casa. El siguiente domingo por la mañana, todas se regocijaron al ver las fotos de todas pegadas a las sillas de su mesa.
Todos somos miembros vitales del cuerpo. Todos nos necesitamos.
Nilaurys, una soltera nunca casada, comenta sobre las necesidades de las solteras y las solteras de nuevo en la iglesia.
Un gran porcentaje de la población es soltera, entonces no son las mismas luchas, obviamente, cuando eres soltero, cuando eres casado, cuando eres viudo… yo he tenido una familia en la iglesia. Y creo que esa es una de las cosas de las que, si te pones a ver las personas solteras, obviamente, sus necesidades son distintas... pero las solteras de nuevo son personas que necesitan familia, que necesitan ayuda, que necesitan amor porque si son solteras de nuevo, lo más probable es que no sea porque quisieron. Pudo haber sido por alguna situación que las llevó a eso. Entonces creo que es una forma también de compartir el amor. Porque si me reciben a mí que soy soltera, no me piden que tenga familia o pareja, también los puedo recibir a ellos. Porque lo ven, así como es soltero, soltero de nuevo… Vale igual. ¡Vale igual! No es que como le quitaron “la otra mitad…” que es la mitad… ¡NOO! Sigues siendo tú completo.
Las relaciones “las unas con las otras” en el cuerpo de Cristo, nos permiten vivir el amor por la intencionalidad de la intimidad. De la misma manera en la que un matrimonio permite que los esposos sirvan como hierro afilando a hierro, las relaciones dentro de la iglesia también nos ofrecen la oportunidad de ser como hierro afilando a hierro (Prov. 27:17), de alta prioridad para las relaciones entre Hermanas Rosa de Hierro. El matrimonio no es la única relación diseñada para la santidad. La mayor prioridad antes que nuestra felicidad en las relaciones es la de la santidad. Si no volvemos a las verdades relacionales como Dios las describe en las Escrituras, vamos a perder los beneficios de esas relaciones formadas en Su nombre.