Escrito por Nilaurys Garcia, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Chile
Las etiquetas son muy útiles para identificar las especias y diferenciar la sal del azúcar en la cocina, pueden ayudar en las mudanzas para saber dónde está la vajilla fina y tener mucho cuidado para no romperla. También se pueden identificar para saber a quién preguntarle en un sitio turístico, oficina de trámites, evento deportivo y muchas cosas más.
Así como tiene uso para lo positivo, todo tiene su lado negativo cuando se utilizan para juzgar.
Las opiniones que más impactan son las de aquellos a quienes más queremos, familia terrenal, familia espiritual, amigos, compañeros de trabajo/clases, y en aquellos días en los que los ánimos no están muy buenos, incluso cualquier persona con una mala mirada puede crear una herida.
¿Quién pensaría que las palabras soltera y cristiana tendrían alguna vez un impacto despectivo?
La definición que tienes de ti misma a veces varía de lo que ven los demás simplemente porque todos tenemos diferentes lentes. Si no vives la vida como el mundo quiere y no has cumplido con los estándares del mundo, como tener una pareja, un trabajo estable, hijos, un título académico y haber recorrido por lo menos tu continente, te invito a respirar profundamente y repetir conmigo: “Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin.” (Ecl 3:11 NVI)
Y si a ti, como a mí, te han hecho sentir mal por ser soltera, te quiero recordar que eres importante porque eres hija de Dios, no por tu estado civil. “El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” (Rom 8:16 NVI). No estás incompleta como algunos piensan, tampoco se te ha pasado la oportunidad y mucho menos serás la señora amargada de los gatos.
Si has sufrido por causa de Cristo, si perdiste tu trabajo porque decidiste no ser parte de esa situación irregular o si tu propia familia te dice que para qué estudias la Biblia, te conectas a ese estudio de zoom o te reúnes todos los domingos, te animo a seguir; sé que duele, pero la recompensa es mayor a cualquier sufrimiento y tenemos al gran Consolador. “Pues, así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de él tenemos abundante consuelo.” (2 Cor 1:5 NVI)
Estás en mis oraciones, no estás sola, eres valiosa y te invito a repetir soy hija del Altísimo y en Él tengo consuelo.