Escrito por Sabrina Nino de Campos, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Texas
“Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Y el más fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el caminante
Aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie, no es extraño
Cambia, todo cambia,
Cambia, todo cambia”
(Escritor: Julio Numhauser - Todo cambia lyrics © Warner Chappell Music Argentina)
Todo Cambia cantado por la gran Mercedes Sosa, cantante argentina, es una de mis canciones preferidas en todo el mundo. Representa una realidad difícil de escuchar en una canción tan bella que casi me hace sentir emocionada por los cambios de la vida, aunque no sea la realidad. Odio los cambios, no me gustan para nada, pero si eres como yo (o sea, un ser humano), pasas por cambios también.
El mundo y las situaciones a nuestro alrededor no van a dejar de cambiar sólo porque no queremos que lo hagan, y esos cambios hacen que nosotras tengamos que cambiar también.
¿Qué actitudes has tenido que redefinir para adaptarte a los nuevos desafíos y circunstancias de la vida?
Nuestras actitudes necesitan ser redefinidas, porque como vemos en la canción, nuestras vidas pasan por constantes cambios. Y aunque quisiéramos que no, estos cambios también cambian nuestra relación con Dios.
La gran cosa sobre redefinir nuestras actitudes es que es algo constante, siempre tenemos que redefinirlas porque, así como canta Mercedes, “cambia, todo cambia.” Si redefinimos nuestras actitudes también redefinimos nuestra oración, redefinimos nuestras prioridades, redefinimos nuestro gozo, redefinimos nuestras relaciones.
A veces en los momentos de más desesperación es cuando buscamos a Dios aún más y después que se va la tormenta nuestras oraciones son menos y menos frecuentes. ¿No es así?
Pero, aunque cambiemos con las circunstancias, Dios es nuestra constante. Él nunca cambia, aunque en nuestras visiones limitadas miremos a Él de manera diferente.
Te desafío a que tomes un momento esta semana en cada día para pensar en por lo menos una cosa en la cual Dios es constante en tu vida, y luego, por lo menos una actitud que puedes tomar para mirar a esta cosa con más claridad.