Escrito por Liliana Henríquez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colombia
Recientemente, me cité con una amiga y hermana de la iglesia, para hablar un rato ya que teníamos tiempo sin saber una de la otra. Ella me conversó sobre sus hijos, cómo le iba con las clases en línea, su trabajo…en fin, toda su vida. Yo sólo escuchaba, sonreía y le expresaba mi alegría por las buenas noticias que me compartía. Luego de una hora, ella me preguntó que cómo estaba yo, mi respuesta fue breve y simple: “estoy bien, trabajando desde casa y mi familia está bien, gracias a Dios.” Eso fue todo. Nos despedimos, pero antes de terminar la reunión por Zoom, me dijo: “la próxima vez tienes que contarme más de ti porque siento que yo hablé demasiado.” Sonreí y finalizamos la reunión.
Luego reflexionando, me di cuenta que de verdad mi vida es muy SIMPLE. Yo no tengo anécdotas sobre hijos que contar, no tengo responsabilidades con otros más allá de mi trabajo secular como docente y psicóloga y mi rutina diaria es casi inalterable porque depende solo de mí. De esa anécdota con mi amiga, llegué a la conclusión de que quizás Dios nos ha permitido a nosotras las solteras, la oportunidad de tener una vida relativamente “simple”, para poder ayudar a otras que tienen vidas complejas.
Esto me recuerda Gálatas 6:2 que nos dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros…” Esto es mucho más fácil de lograr si alguna de las dos partes está más liviana que la otra. Si ambas están cargadas al tope, no serán de gran ayuda mutua. Así que me di cuenta de que ser soltera y con una vida simple, es de gran ayuda para la iglesia porque hay muchas hermanas con cargas emocionales muy pesadas que necesitan consuelo, ánimo o sencillamente a una hermana dispuesta a escucharlas para sentirse menos cargadas. Eso también es trabajo misionero. Porque hacer misiones no se reduce a predicar el Evangelio al inconverso, sino que también se trata de predicarle y recordarle el Evangelio al creyente.
La unión de una vida simple con una vida compleja es un ejemplo práctico de Proverbios 27:17, hierro afilando hierro, donde ambas partes se edifican y se ayudan a crecer en Cristo. Así que si hoy tú, hermana soltera que me lees, te estás preguntando qué puedes hacer en la iglesia, te animo a ser esa hermana que ayude a aliviar las cargas de aquellas que se sienten cargadas. ¡Las solteras somos más útiles de lo que pensamos! Sirvamos de la forma que Dios nos ha llamado a servir con corazón y devoción.