Asqueroso, pegajoso, mugriento. Esos fueron los tres adjetivos que usé para describir un día de verano caluroso y húmedo. Y una amiga que escuchó mi descripción decidió que esas palabras también podrían usarse para describir una relación desafiante por la que estaba atravesando. Así como la pesadez del aire húmedo requería un esfuerzo adicional para caminar incluso una distancia corta, mi amiga estaba agobiada por cada paso que intentaba dar para avanzar en la relación.
¿Qué hacemos cuando nos enfrentamos a una amistad difícil y desafiante? ¿Qué pasa si otra persona se ha convertido en el "aguijón en nuestra carne"?
Múltiples ejemplos a lo largo de las Escrituras ilustran que no existe una respuesta correcta para cada situación. Dios le pidió a Oseas que regresara a Gomer después de su continua infidelidad. Incluso, Pablo y Bernabé estuvieron de acuerdo en que era mejor ir por caminos separados para que la misión de ninguno de los dos de predicar el evangelio fuera frustrada (Hechos 15: 36-41).
Jesús tuvo Su parte de relaciones difíciles, pero lo que siempre mantuvo al frente de su mente fue la voluntad de Su Padre. Jesús sabía cómo manejar a cada persona con la que entraba en contacto porque estaba en constante comunicación con Su Padre.
¿No estás segura de qué decir o cómo defenderte? El Espíritu Santo te dará las palabras (Lucas 12:11-12).
¿No estás segura de hablar o guardar silencio? Si es en defensa de alguien que no puede hablar por sí mismo, ¡di algo! (Pro. 31:8-9; Santiago 1:27) Si es un ataque hacia otra persona, quédate callada (Pro. 16:27).
¿No estás segura de cómo evitar estar enojada con alguien? Sé rápida para escuchar y lenta para hablar (Santiago 1:19).
¿Deseas poder contarles a los demás lo "difícil" que es alguien más? Frena tu lengua. Es chisme y es destructivo (Prov. 16:28).
Observa cuánto de los consejos bíblicos sobre las relaciones desafiantes tienen que ver con la lengua. Santiago 3 nos recuerda que es un músculo poderoso y una fuerza poderosa. Tanto la bendición como la maldición provienen de ella, lo cual no es saludable para el que habla ni para el que escucha. Santiago sigue sus advertencias sobre la lengua con la advertencia de buscar sabiduría de Dios.
La sabiduría de Dios es la clave para manejar la lengua y manejar las relaciones difíciles. Mi oración para cada una de nosotras hoy es que Dios nos llene con Su sabiduría para saber cómo dirigir ambas. Pasar más tiempo en oración y en la Palabra, buscando sabiduría de Dios sobre cómo tratar con las personas difíciles en nuestras vidas. ¡Y no te olvides de mirarte en el espejo y asegurarte de no ser la difícil!
P.D.: Por favor, no escuches mal lo que estoy diciendo en esta publicación como un permiso para que alguien sea física, emocional, verbal o incluso espiritualmente abusivo con otra persona. Si estás en una relación abusiva, habla, pide ayuda y ora para encontrar una forma de salir de la situación. Eres amada. Oramos por ti. Y tú no estás sola. Dios te ama demasiado para que sigas siendo herida en esa relación. Y Dios ama a esa otra persona más que tú, déjale a Él que sea el Salvador y Redentor. Confía en que Él quiere lo mejor y lo más saludable para ambos.