En Génesis 22, Dios le pide a Abraham que sacrifique a su único hijo, Isaac, al que tanto ama. La historia sigue directamente de la petición de Dios a Abraham. "Abraham se levantó de madrugada," salió y empezó el viaje de tres días para hacer el sacrificio a Dios.
No vemos a Abraham tratar de negociar con Dios. No duda de la sabiduría de Dios. Vemos su fe y su obediencia.
Abraham les dice a los siervos, "El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios, y luego REGRESAREMOS junto a ustedes¨(v. 5b, énfasis mío). Fe.
Cuando Isaac le pregunta a su papá sobre el cordero para el holocausto, Abraham le responde que Dios mismo lo va a proveer. Fe.
Pero mira a los versículos 9 y 10 a ver cuando es que Dios provee. Abraham ya había atado a su hijo y le puso sobre el altar. Abraham ya había tomado el cuchillo para sacrificar a su hijo cuando un ángel del Señor le gritó y le paró.
Sí, Dios proveyó un carnero para el holocausto. Sí, Dios salvó a Isaac, pero Abraham ya había obedecido y mostrado un espíritu de sacrificio antes de que Dios proveyó. Obediencia y sacrificio antes de la provisión.
Me compungió esta historia. Me forzó a preguntarme si estoy pidiendo la provisión de Dios sin demostrar un espíritu de obediencia y sacrificio. ¿A qué estoy aferrada? ¿He puesto mi fe en mi propia fuerza, en mi propia provisión o en Dios?