Muchas personas han compartido por qué se están quedando en casa o tomando medidas para proteger a otros del Coronavirus. Posiblemente conocen a viejitos vulnerables o personas con un sistema inmunológico débil que están a más alto riesgo si se les dé el virus. “Me quedo en casa para el bien de (nombre),” y mensajes así han llenado mi Facebook y nos han recordado la importancia de buscar el bien de otros y poner su bienestar como más alta prioridad que el nuestro.
Nos cuesta soltar nuestros propios deseos. Enseñamos a los niños para que no actúen de una forma egoísta. No todo puede salir como uno quisiera. No todos reciben lo que desean. Quizás debemos volver a enseñar lo mismo a unos adultos…
Sacrificarse para el bien de los demás fue modelado por Cristo de la manera más ejemplar (Fil. 2:3-11).
3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
6 quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
8 Y, al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
La cabeza se humilló.
Él que era de naturaleza Dios se hizo siervo, se rebajó voluntariamente.
El jefe y dueño de la compañía decidió limpiar los inodoros en las casas de todos sus empleados.
El ministro de educación volvió al kínder.
La Cabeza del cuerpo decidió tomar el papel de la uña del meñique del dedo de pie.
La Cabeza se humilló para el bien de otros.
Su sacrificio hizo posible que fuéramos uno con Él como parte del cuerpo.
Jesús hizo Su parte para que pudiéramos ser parte de Él.
Y ahora tenemos la oportunidad de humillarnos como miembros diversos del cuerpo para el bien del cuerpo entero y para gloria a la Cabeza.
¿Cuál es la parte que puedes hacer hoy?
P.D. Su ejemplo de obediencia y sumisión se hablará más al fondo por el blog el mes que viene.