Reunidas en la cocina, las seis mujeres cubanas han leído un versículo bíblico, han compartido peticiones en oración y una taza de café. Tienen experiencias distintas en diferentes iglesias y en su fe. Pero para la mayoría, cristiana o no, era la primera vez que fueron empoderadas como mujeres para pasar un tiempo en la Palabra de Dios y en Su presencia, creciendo juntas como mujeres.
Tentativa para compartir su historia, una hermana en Cristo llegó a valorar el ambiente seguro con otras hermanas en Cristo, Hermanas Rosa de Hierro, que le animaban en su camino con Dios y se fortalecían en sus relaciones las unas con las otras. Por primera vez, ella pudo compartir las cargas más profundas de su corazón y darse cuenta de que no estaba sola.
Atrapada por un entendimiento limitado de quién era Jesús y el ejemplo que nos dejó al caminar aquí en la tierra como ser humano, una mujer luchaba con la culpa y anhelaba liberarse de sus ideas equivocadas. Había limitado a Jesús y se limitaba a sí misma hasta que se reunía con un grupo pequeño de mujeres para estudiar Humano Y Santo. Aprendió aspectos de Él que sacrificó todo para enseñarnos cómo vivir y para invitarnos a morar en Su amor. Desde entonces, ella ha usado esos mismos recursos, versículos bíblicos y nuevo entendimiento para equipar, empoderar y animar a otras mujeres a través de otros grupos pequeños en sus propias caminatas con el Señor.
¿Cuál es tu historia de grupos pequeños?
¿Qué éxitos podemos celebrar sobre lo que Dios ha facilitado en el contexto de grupos pequeños?
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