Jo Gower es una de las Guerreras en oración y grandes amigas del MHRH. A ella le apasiona mucho la oración y espera animar a todos a profundizar su relación con Dios y las unas con las otras a través de la oración.
Jo, por favor, cuéntanos de ti y de tu familia.
Cuando era adolescente, le pedí al Señor parar que me diera un esposo que tendría un corazón de Dios. Mis oraciones comenzaron a ser contestadas cuando Hugh y yo nos conocimos. Antes de casarnos, acordamos que Cristo sería la cabeza de nuestra familia y en centro de nuestro hogar. Aunque no éramos perfectos en vivir ese principio, nos dio una fundación por los tiempos buenos, malos y feos… pues, ¡se llama una vida! A través de los años, si los dos no hubiéramos madurado en Cristo, no estaríamos casados hoy. Los dos somos agradecidos que Dios nos dio el uno al otro para servir como hierro afilando a hierro.
Has sido una promotora maravillosa de la oración en la Iglesia de Cristo Downtown donde las dos nos congregamos ahora. Y lo has sido en cualquier lugar donde has vivido y servido. ¿Por qué es la oración tan importante en tu vida?
Hay un principio fundamental de poder espiritual que significa que para ser usado por Dios depende de cuánto tiempo pasamos con Él. Jesús muchas veces se retiró a lugares solos para orar; para recibir de Su Padre lo que quería que Jesús fuera, hiciera y recibiera para cumplir la voluntad del Padre aquí en la tierra.
¿Qué significa ser una Guerrera en oración?
Podemos ser “Guerreros en oración” cuando entendemos que los cristianos vivimos en otro reino. La realidad no ocurre en el mundo físico como lo podemos ver, sino en las regiones celestiales.
“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” (Ef. 6:12)
Como guerreros, estamos peleando una batalla espiritual no para ganar la victoria, sino desde un lugar de victoria. Jesús ya luchó por nosotros. La tumba vacía da testimonio de eso (1 Cor. 15:1-4). Sólo tenemos que caminar con Cristo por el camino victorioso que ya nos ha provisto: el camino de la oración.
En Efesios 6:10-23, Dios provee nuestra armadura, pero no nos viste. Tenemos que poner la armadura y sellarla en oración, con la ayuda del Espíritu Santo. ¡El camino de victoria se expandió! Estamos completando la armadura en oración. Estamos orando porque la victoria ya se ha ganado.
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. (Ef. 6:17-18)
Ser guerrero de oración es “vigilar y orar” (Lc. 21:36).
¿Hay un versículo bíblico que ha sido impactante para ti como Guerrera en oración?
Hay muchos versículos, pero me limito a uno: Marcos 9:14-29. Se trata de los discípulos cuando no pudieron sanar al muchacho endemoniado. Jesús les responde, “Esta clase de demonios solo puede ser expulsada a fuerza de oración.”
¿Hay alguien, como una Hermana Rosa de Hierro, que ha tenido gran impacto en tu vida como Guerrera en oración? ¿O alguien que ha sido ejemplo de Guerrero en oración?
Michelle Goff es la hermana más reciente que ha tenido ese tipo de impacto en mi vida y en un momento crítico. Poco después de mudarnos de nuestra casa en West Monroe, Luisiana, llegando a vivir en Searcy, Arkansas, me invitó a un estudio del MHRH, “Llamada a escuchar.” Ese grupo fue de tremenda bendición para conectarme más profundamente con Dios y con otras hermanas en Cristo. Me sentí más en casa en Searcy. No sólo Michelle me impactó, más también su mamá, Jocelynn Goff. ¡Qué tremendas mujeres de fe! Gracias por aceptarme e invitarme a un buen tiempo de “hierro afilando a hierro.” Anticipo muchas otras experiencias con el MHRH.
Es cierto que, a lo largo de mi vida, muchos me han influenciado en mi vida de oración. Son demasiados para hacerles una lista, pero Hugh, mi esposo, y Keith, mi hermano, han marcado una tremenda diferencia en mi vida de oración y en mi caminata con Cristo. Ministramos juntos para comenzar la Escuela de Oración Calhoun, seminarios para profundizarse en oración y retiros de oración. De treinta años en el ministerio de oración (Hch. 6:5), salió el libro de mi hermano Keith, “Por qué Dios espera a que tú ores.”
¿Había un evento o algo que fortaleció tu dedicación a la oración?
Cuando vivíamos en la ciudad de Kansas en Misuri, Hugh y yo asistimos a un seminario de oración en la Iglesia de Cristo Overland Park, Kansas, dirigido por Albert Lemmons. Ya estábamos estudiando la oración, pero nos fortaleció el compromiso a orar. Después de muchos años, tuvimos la bendición de graduarnos del “Instituto de Oración CrossView,” un programa de estudio de dos años viendo toda la Biblia con respecto a la oración.
¿Cuál es la clave para seguir una vida fiel a la oración?
Orar y meditar en las Escrituras. Pasa un tiempo devocional con Dios y permite que el Espíritu Santo trabaje en nuestras vidas. Únete a grupos de oración, conectándote con otras Guerreras en oración nos ayuda a mantenernos enfocados.
¿Cuál es uno de tus mayores testimonios como Guerrera en oración?
En la ciudad de Kansas, trabajamos por una iglesia local, pero después de unos años, tuvimos que mudarnos. Pedimos sabiduría a Dios. Luego, Hugh envió por correo su currículo a varias iglesias. Mientras tanto, la casa se vendió muy rápido. ¿Qué hacemos? Podemos guardar las cosas, buscar un apartamento y esperar un trabajo. O podemos montar todo en un camión de mudanza e ir hacia los lugares que estaban buscando predicadores. Después de mucha oración, decidimos visitar a su mamá y esperar allí. No había forma de contactarnos directamente porque en esa época, no había teléfonos móviles, ni internet, ni computadores. Montamos todo en el camión y comenzamos el viaje hacia el sur del país.
Durante todo ese proceso, estoy diciendo al Señor, “Pues, sé que vamos a esperar un largo rato porque las iglesias son tan lentas.” Luego, Dios me trajo a la mente la convicción, “piensa en mi, el YO SOY que mandó a Abraham con todas sus pertenencias en un camino sin saber hacia dónde iba. Le dije que se fuera, pero no le dije a dónde YO SOY le estaba mandando.” Me consoló esa reflexión durante la mudanza difícil.
Cuando llegamos donde su mamá, ella dijo, “Un hombre de la Iglesia de Cristo en Ferriday, Luisiana, quiere que le llame. Está tratando de comunicarse contigo.” Hugh le llamó. El siguiente día, fuimos a Ferriday y le contrataron enseguida. Y dado que no habíamos recibido un salario por dos semanas, hicieron el contrato como si ya nos habían contratado antes. De esa forma, Dios cubrió los gastos de la mudanza también. ¡Gloria a Dios! ¡Dios es bueno! Tuve paz en la transición porque el Gran YO SOY me recordó que envió y cuidó a Su siervo, Abraham. Nos cuidaría también. “El SEÑOR le dijo a Abram, “sal de tu país… y ve a la tierra que te enseñaré…”” (Gen. 12:1, parafraseado)
Jo, muchísimas gracias por compartir parte de tu historia y tu perspectiva sobre la oración. Gracias por confiar en el YO SOY, por orar al YO SOY, y por ser una Guerrera en oración por el MHRH.
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