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¿Cuál es tu reacción a los versículos bíblicos sobre la obediencia?
Como niña, cuando escuché, “Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo” (Ef. 6:1), rápidamente respondería con el versículo 4, “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos…” Lo que no entendía en aquel entonces era el valor que tenía la segunda parte del versículo 4, “sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.” Cuando yo hacía mi parte en la obediencia, facilitaba la disciplina e instrucción provistas por mis padres.
Cada uno de nosotros tiene nuestra parte en la obediencia. Si el codo no cumple con su función, la mano no puede estar allí para hacer la suya. Así es con todo miembro del cuervo… Nadie tiene los mismos dones que otro, pero cuando somos obedientes para cumplir con nuestra parte, la iglesia funciona como cuerpo completo.
Sin embargo, la obediencia según los dones es problemático. Se pueden convertir en una excusa para no hacer lo que Dios nos ha mandado a todos hacer. Nuestra obediencia puede parecer distinto, pero Dios conoce y ve el corazón.
Uno de los ejemplos más clásicos de esta dinámica de las excusas para evitar la obediencia es con la Gran Comisión en Mateo 28:18-20.
18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
“Vayan…” Pero Dios no me llamó a ser misionera.
“Y hagan discípulos de todas las naciones…” Las misiones, aún a corto plazo, no es algo que yo puedo hacer.
“Bautizándolos…” No sé lo suficiente de la Biblia para estudiar con alguien sobre cómo hacerse cristiano.
“Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes…” Pero si no lo obedezco yo todo, ¿cómo voy a poder enseñar a otra cumplir sus mandamientos?
Vamos a verlo desde otra perspectiva:
Vaya y prepare la cena, sirviendo una comida rica y saludable, e invitando a otros a comer con Uds.
“Vaya…” Por lo menos, tienes que salir de donde estés.
“Y prepare la cena… “ ¿Tiene que ser una cena casera?
“Sirviendo una comida rica y saludable…” Nunca aprendí a cocinar, así que me es difícil hacer esta parte.
“Invitando a otros a comer con nosotros…” Si yo no quiero comer nada de lo que preparo, ¿cómo voy a prepararlo para otro?
¿Cómo responderías a alguien que presenta estas excusas para preparar la cena o por hacer discípulos?
VAYA no implica un destino, sino una acción.
HAGAN DISCIPULOS DE TODA NACIÓN. 1 Corintios 3 nos afirma que Dios es el que trae el crecimiento después de que nosotros sembremos o reguemos. Y aunque sí es importante viajar para compartir las buenas nuevas del evangelio con otras naciones, muchas de esas naciones están ahora representadas en nuestros vecindarios, escuelas, mercados y otras interacciones diarias.
BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. ¿Estás viviendo una vida bautizada? ¿Muerta a ti misma y viva con Cristo, arrepentida del pecado y andando en la luz? ¿Estás buscando oportunidades para compartir las buenas nuevas e invitar a otros a la vida resucitada por el bautismo? Pide a Dios que te presente a alguien que le está buscando.
Y ENSEÑÁNDOLES A OBEDECER TODO LO QUE LES HE MANDADO A USTEDES. Sea por modelar cómo cocinar o cómo vivir la vida cristiana, el enseñar es una tarea de por vida. El enseñar se trata de una relación que requiere tiempo, vulnerabilidad y una inversión en la persona.
Estoy agradecida a los que modelaron tal obediencia. Hay una parte de mi espíritu que está inquieto si no estoy estudiando la Biblia con una persona que no es cristiana todavía. No es algo de mí, sino de hacer sido enseñada por evangelistas e individuos que tomaron en serio la Gran comisión (Mt. 28:18-20). Crearon una expectativa por la obediencia a ese mandamiento.
Ellos fueron obedientes para hacer su parte y de esa manera me permitieron hacer mi parte. Y cuando obedezco en mi parte, facilito la oportunidad para que otros obedezcan y hagan sus partes también. ¿Qué otros ejemplos te vienen a la mente sobre cómo nuestra parte en la obediencia facilita las partes de los demás?
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Enfócate en lo principal. Vuelve a lo básico. Permanece en tu primer amor. Manténte en el camino estrecho. Busca los senderos antiguos.
Hay muchas maneras para expresar la importancia de mantener el enfoque.
Se describe al Espíritu Santo como nuestro guía. En Juan 16:13, Jesús promete, “Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.”
La brújula, el sol y hasta la tecnología nos orientan geográficamente. Un GPS ahora está disponible en nuestros teléfonos y nos puede guiar de un lugar a otro, evitando el camino con más tráfico. Pero el GPS más acualizado no nos puede orientar para tomar las decisiones más importantes sobre la dirección que debemos tomar en nuestras vidas.
Jeremías 6:16
Así dice el Señor:
«Deténganse en los caminos y miren;
pregunten por los senderos antiguos.
Pregunten por el buen camino,
y no se aparten de él.
Así hallarán el descanso anhelado.
Pero ellos dijeron:
“No lo seguiremos”.
Este versículo en Jeremías me ha servido de recordatorio poderoso y guía generosa al buscar la sabiduría de Dios. Les comparto cuatro reflexiones que el Espíritu me ha revelado:
1. “Deténganse en los caminos y miren…” Cuando nos encontramos en una encrucijada y necesitamos tomar una decisión, debemos pausar, detenernos y mirar. Para mí, eso significa callar todo y tomar un momento para mirar alrededor. Así observo donde estamos a hacia dónde queremos llegar, todo a través de la oración. No puedo seguir adelante en el camino sin antes parar, mirar, y orar.
2. “Pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino…” Dios honra a los que pregunten: pidiendo sabiduría (Sant. 1:5), clarificación (Hch. 8:31), y dirección (Jn. 14:4-5) aun cuando preguntamos con dudas y confusión.
3. “Así hallarán el descanso anhelado.” Hay una promesa cuando caminamos por los senderos antiguos. Su yugo es fácil y su carga ligera. Por los senderos antiguos, hallaremos descanso para el alma (Mt. 11:28-29).
4. “Y no se aparten de él… Pero ellos dijeron: ‘No lo seguiremos.’” Él que conoce el bien que debe hacer y no lo hace, le es pecado (Sant. 4:17). Y él que escucha las palabras de Dios pero no las pone en práctica es un necio (Mt. 7:24-27). Así que, cuando Dios revela los senderos antiguos, debemos confiar y obedecer para caminar con Él.
Al buscar los senderos antiguos, con el Espíritu como mi guía, voy a pausar, preguntar, descansar y caminar con Él. El camino de Dios es lo mejor aún si parece anticuado. ¿Me acompañas en los senderos antiguos?