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Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
En el año 2021, fuimos Redefinidas por las manos del Alfarero. Él redefinió nuestra identidad y nuestras relaciones. Dejó que la oración y la redención nos redefinían.
Para el año 2022, tenemos la oportunidad de compartir nuestra historia e inspirar a otras a través de ella.
El siguiente pasaje en 2 Corintios 4 afirma la transición del enfoque en nosotras como vasijas siendo reformadas en las manos del Alfarero a vasijas usadas como instrumentos para hacer brillar Su Luz.
2 Corintios 4:5-12
No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa de Jesús. Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo.
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal. Así que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes la vida.
A la víspera del año nuevo, te animo a pedir a Dios que te siga transformando y redefiniendo… y que te utilice y a tu historia como portavoz de Sus buenas nuevas.
Señor… Tú eres el Alfarero y yo el barro en Tus manos. Gracias por confiar en mí como vasija de barro, instrumento en Tu reino eterno. Ayúdame a mantener mi enfoque en Ti para poder vivir siempre resucitada en la vida nueva que Tu Hijo nos dio. Gracias por tu paciencia conmigo. Gracias por usar diferentes partes de mi historia para darte gloria y honra. Enséñame a compartir mi historia como parte de Tu historia mayor.
En el nombre de Jesús,
Amén
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Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
¿Qué hace que una historia sea buena para contar?
¿Qué hace una historia recordable? ¿especial? ¿significativa? ¿relevante?
¿Qué hace que una historia sea mala?
Uno de los miembros de mi familia es conocido por las historias que cuenta… las historias horribles que cuenta, mejor dicho. En una fiesta de cumpleaños, el grupo estaba compartiendo historias únicas. Él se unió a la conversación y declaró, “¡Sí! Yo escuché una historia una vez sobre un hombre que estuvo en el océano y un tiburón le mordió.”
Su silencio prolongado provocó reacciones confusas, vistas en las caras de los demás. Finalmente, alguien le preguntó, “¿Estuvo solo?”
“No sé,” respondió encogiendo los hombros.
“¿Sobrevivió?” preguntó otro.
“No sé,” continuó, sin darse cuenta del nivel de preocupación que iba subiendo en las voces de los demás.
“¿Qué más nos puedes contar de la historia? ¿Cómo salió todo?”
“No sé,” repitió una vez más el historiador inepto. “Sólo me acuerdo que un hombre estuvo en el océano y que le mordió un tiburón.”
“¡Qué historia más mala!” declaró una de las mujeres presente. “Ya no te vamos a permitir contarnos historias porque ¡no nos puedes contar nada más una partecita trágica de una historia sin contarnos cómo termina o qué más pasa!”
Aquel miembro de la familia tiene muchos talentos. Es muy inteligente, respetado en muchas áreas de su vida, pero como narrador… no tanto.
¿Es un talento el contar historias? ¿O es una habilidad que podemos desarrollar? Sugiero que es un poco de las dos cosas.
Hay oradores cuyas voces emulan la inflexión de cada emoción a lo largo de la historia narrada. Su descripción de los eventos y los detalles compartidos sobre cada personaje te invitan a volver a vivir la historia, no sólo escucharla.
Jesús era un narrador excelente. Engendró una conexión, invitó a los oyentes a involucrarse, desafió con Sus palabras e inspiró con Su elocuencia.
Sus ilustraciones tenían capas de tal forma que la aplicación más sencilla era tan práctica como el propósito más profundo era aplicable. Jesús pintaba imágenes en las mentes de los lectores, ilustrando aplicaciones que eran fáciles de recordar y universales en sus aplicaciones.
Las mejores historias son las que tienen a Dios como el personaje principal, sea como protagonista o tras bastidores. Esas historias pueden sonar como una narración simple de los eventos del día, pero lo que hace que de verdad sea una historia de Dios es quién lleva toda la gloria. La relevancia al Reino de Dios que contienen estas historias se resalta por el papel de Dios, de mayor importancia que el de los personajes secundarios. Tales historias dan gloria a Dios.
Dios es el Autor y nosotras, juntas con otros miembros del Reino, forman parte de la historia mayor, de la misma manera en la que los héroes de la fe en Hebreos 11 no vieron todo el fruto de su involucramiento.
Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta[e] sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. (Heb. 11:39-40)
¿De qué se compone una historia buena?
1. Dios recibe la atención o la gloria (Jn. 12:49; 2 Cor. 4:5,7).
2. Señala a Cristo y el mensaje de las buenas nuevas del evangelio (1 Cor. 2:2; 15:1-4).
3. Es verdadero, respetable, justo, puro, amable, digno de admiración, excelente o merece elogio (Fil. 4:8).
4. Se resuelve un conflicto, un desafío o un dilema por la mano de Dios, por entendimiento bíblico o por crecimiento espiritual (Gál. 2:20).
Cuando Jesús contaba historias, sólo hablaba lo que el Padre le decía. En Su forma humano, Jesús era un portavoz, un instrumento para la voz del Espíritu. Verdaderamente era uno con el Espíritu, es más, nos invita a esa misma unidad. Es una unidad enfatizada por el testimonio del trabajo del Espíritu en nuestras vidas.
Las historias del Mesías no eran Suyas. Usó Su vida y Sus historias para señalar al Padre y presentar una invitación al Reino y una aplicación del Reino también.
Nuestras historias no son nuestras. Dios quiere usar nuestras vidas y nuestras historias para señalar al Padre y presentar una invitación al Reino y una aplicación de él.
Por consiguiente, el Ministerio Hermana Rosa de Hierro, en el año 2022, compartirá historias, historias de la Biblia y historias de nuestras propias vidas. Invitaremos a otras a tener su propia historia que da gloria a Dios. Equiparemos para poder reconocer nuestras historias como una pequeña parte de la historia mayor de Dios, “Nuestra historia en Dios.”
Gracias por todas las historias en las que han participado en el año 2021. ¡Nos emociona la idea de compartir en las historias que Dios llevará a cabo en el 2022!