La salud espiritual en el sistema del cuidado de niños
Les presento a Carla Sumner, secretaria para la junta directiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro.
Carla, cuéntanos sobre ti y tu familia, especialmente cómo tú y tu esposo decidieron ser parte del programa que cuida a niños que no pueden estar con la familia por un tiempo (cuidado foster).
Mi esposo, Ryan, y yo llevamos 22 años de casados (23 en agosto). Tenemos tres hijos. John tiene 22. Lexi tiene 20 y Anna tiene 13. John y Lexi fueron adoptados. Para los dos, comenzó por el cuidado foster y luego les adoptamos. Dios tenía Su plan como parte de nuestra historia.
Comenzamos ofreciendo cuidado foster temporal (un fin de semana cuando la familia foster necesita un descanso, por ejemplo). Con Lexi, la cuidamos por un fin de semana porque la familia tenía una gran reunión de la familia. Luego, la cuidamos otra vez en agosto y echamos broma con la familia diciendo que quizás no la devolveríamos. La volvimos a visitar varias veces y la pareja que la cuidaba era mayor. Se dio cuento que no la iban a poder adoptar. Quería que ella fuera con una pareja más joven. Así que ella llegó a ser miembro permanente de nuestra familia el 18 de septiembre, 2 días después de la fecha en la que esperaba un hijo que perdimos.
Lexi llevó dos años y medio en el sistema del cuidado foster. Adoptamos a John cuando tenía siete años, pero él llevaba cuatro años en el sistema del cuidado foster. Finalmente me quedé embarazada con Anna después de varios años. Y esa es nuestra familia.
Yo soy licenciada en la terapia del lenguaje y mi esposo es maestro para niños especiales, así que estamos bien equipados para ayudar a los niños, especialmente si hay retrasos en su desarrollo. Sentimos que el cuidado foster es algo que Dios nos ha pedido hacer. Ninguno de los dos crecimos con eso en nuestras propias familias, pero siempre me enseñaron a servir y ayudar. Fue una manera para hacerlo.
Llevamos quince años fuera del sistema del cuidado foster, pero el septiembre pasado, nos involucramos otra vez porque unos amigos tenían un hijo de cuatro años con dificultades similares a las de nuestro hijo. Después de todo lo que aprendimos con él, sabíamos que era posible ayudar a esa familia y marcar una diferencia en la vida de ese niño.
Y ahora, tenemos un grupo de hermanos. Sólo hay 11 meses de edad entre los dos y a veces me siento que soy demasiado vieja para eso. Pero cuando en el día de San Valentín, escuché una pequeña voz repetirme “t-amo,” después de la vida tan dura y joven que ha tenido, y con los retrasos en su hablar… no hay nada comparable. Momentos así hace que todo vale la pena.
¡Qué especial! ¿Qué motivó a ti y a tu esposo a participar en el sistema del cuidado foster, especialmente con los bebés?
Lo que vivieron nuestros propios hijos como bebés… lo que no recibieron en un ambiente amoroso… creó dificultades mayores y hasta el trastorno de apego reaccionario (TAR). Volvimos a entrar en el sistema de cuidado foster porque sabíamos que podíamos ayudar. Tenemos nuestra salud y tenemos la bendición de una casa grande con espacio para recibir a los niños. Hay 5.000 niños foster en el estado de Arkansas. ¿Cómo íbamos a ignorar esa necesidad? También me encanta servir como recurso para otras madres por la experiencia en mi carrera como terapista del lenguaje, especialmente en el área de tragar.
Te he oído hablar sobre lo que es vital para la prosperidad de un bebé ahora y a futuro. ¿De qué aspecto de la salud del niño estás impactando al cuidarles, especialmente a una edad tan joven?
Si las necesidades físicas están cumplidas desde el principio, un niño aprende que puede confiar en las personas. La nutrición, un ambiente seguro en el que el niño siente amado y las necesidades son cumplidas… son las más importantes. Si no se realiza eso antes de los 3 años, no se puede retroceder el reloj para devolvérselo.
¿Cómo se ve eso reflejado en la salud espiritual?
Les estamos presentando a Jesús, llevándoles a la iglesia, plantando semillas. Están viendo lo que significa un hogar cristiano. Puede que no veamos el impacto a futuro. Pero sé que está marcando una diferencia. Les estamos mostrando quién es Dios a través de nuestra casa y nuestro amor.
Las mujeres leyendo este blog posiblemente no tuvieron la bendición de padres amorosos durante sus primeros años. ¿Qué ánimo les puedes dar sobre su propia salud espiritual hoy día?
Puede que tu padre era ausente. Podemos siempre conocer a Dios como nuestro Padre.
Pero en un sentido práctico, en nuestra familia en Cristo, podemos encontrar una pareja mayor que puede servir como padres adoptivos o mentores. Busca una mujer mayor en tu vida en la que puedes confiar. ¡Ella puede ser una Hermana Rosa de Hierro! Y puedes ser una con ella.
Dios nos ha dado la iglesia como la familia extendida. Puedes encontrar allí un padre o una madre figurativo y ser bendecida por esa relación.
¡Sí! Como Hermanas Rosa de Hierro, queremos animarnos y equiparnos para conectarnos con Dios y con otras mujeres más profundamente. ¿Tienes otras palabras de ánimo o para equipar a nuestras Hermanas Rosa de Hierro en cuanto a nuestra salud espiritual o la de nuestras familias? Quizás un versículo bíblico que te ha animado mucho en tu propia salud espiritual.
Cuando reflexiono sobre todo lo que vivimos con nuestro hijo mayor, definitivamente puedo decir que “Dios me llevó y me ayudó.” Ora. Ora. Ora. Mucho. Pensábamos haber planificado nuestro camino. Estábamos haciendo lo correcto e íbamos a salvar a ese niño. No. Sólo Dios puede.
Proverbios 16:9 dice, “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos.”
Aprendimos tanto en los primeros días que Dios ha podido usar para bendecir y ayudar a otros ahora y en el futuro. Me recuerda de la diferencia entre el conocimiento y la sabiduría. Es importante buscar quienes tienen sabiduría basada en la experiencia. Cuando éramos jóvenes, teníamos conocimiento, pero necesitábamos aprender cómo aplicarlo, a aprender la sabiduría.
No planeamos adoptar estos niños. ¿Estábamos planeando nuestro camino? ¿Lo quería Dios? ¿Lo traje a mi propia vida? Durante los días súper difíciles hasta pregunté, “¿Me está castigando Dios?” Pero me di cuenta que es algo que Dios puede usar para ayudar a otros.
Mi otro versículo favorito es Jeremías 29:11 que me ayuda a contestar esas preguntas, ““Porque yo sé los planes que tengo para vosotros” —declara el Señor— “planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.”
Carla, apreciamos tu perspectiva y por el papel que tienes en el Ministerio Hermana Rosa de Hierro en la junta directiva. ¡Gracias por tu tiempo y por compartir tu historia! Y te invitamos, lectores, a responder a Carla y conversar con ella por este blog.
#HermanaRosadeHierro #saludespiritual #familia #tuhistoria