Me encanta ir a la playa: el sonido de las olas, el aire del mar, y la arena caliente entre mis dedos de pie… El agua me atrae y paso un buen tiempo nadando y jugando en las olas. Pero, después de un tiempo, me gusta caminar por la orilla, dejando mis huellas en la arena mojada, pateando las olas cuando llegan a la orilla.
Al caminar, respiro profundamente el aire del mar, maravillándome de la creación. Pero, al ver en la otra dirección, me gusta observar a la gente también. Me encanta ver a las familias: madres haciendo castillos de arena con las princesas o padres tirando pelotas con sus hijos. Las rodillas de los bebés están rojas por haberse gateado en la arena, pero su gozo es inalcanzable al jugar en el agua. Y hay los bebés un poco más grandes que apenas están caminando, pero siguen intentando, gastando toda esa energía.
Un recuerdo específico que tengo es de un hijo, quizás de cinco años, caminando detrás de su papá.
El papá, al caminar por la orilla, deja sus huellas en la arena. Y el hijo, cuyas piernas no son tan largas como las de su papi, brinca cada paso para poder alcanzar las huellas de su papá. El hijo anhela seguir los pasos de su padre. Y con el tiempo, con la práctica, y con el crecimiento, algún día, lo va a poder hacer.
Jesús nos llama a seguir Sus pasos. No sólo nos provee el camino exclusivo al Padre, más también nos ha equipado para que podamos mantenernos en el camino.
21 Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.
Jesús caminaba por el camino y vivía lo que decía.
Pedro sigue comentando sobre sus observaciones personales del tiempo de Jesús en la tierra en los próximos dos versículos de 1 Pedro, capítulo 2:
22 El no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca. 23 Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.
¿Qué significa para ti seguir los pasos de Jesús?
Aun si te sientes que no llegas a la talla o estás brincando como el niño de cinco años detrás de su padre, ¡no te rindas! Jesús nos dejó Su ejemplo y Su Palabra para guiarnos mientras nos mantenemos en el camino. Simplificar la vida cristiana es vivir la vida que Jesús vivió, caminar en Sus pasos. ¡Caminamos!
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