¿Dios, dónde estás? No te veo trabajando. Tu presencia está lejos de mí. ¿Te has olvidado de tu sierva?
David hizo preguntas similares en el libro de Salmos. El hombre con un corazón conforme al de Dios luchó con saber que Dios estaba cerca. En otros Salmos, David cantó alabanzas al Señor y describe la mano poderosa de Dios trabajando para derrotar a sus enemigos, fortalecerle, y llenarle de paz por su provisión.
Nos es fácil olvidarnos de lo que Dios ha hecho y es un reto confiar en todo lo que está haciendo ahora y que hará. Caemos en la trampa de Satanás y sus mentiras que Dios no es una presencia viva y activa en nuestras vidas – no vemos la mano de Dios disponiendo todas las cosas para el bien (Romanos 8:28).
Permíteme presentar otra perspectiva sobre el mismo tema: El libro de Ester no menciona Dios en ninguno de sus doce capítulos. ¿Quiere decir que Dios no estaba presente en la historia? ¿Son Ester y Mardoqueo que salvan el pueblo de Israel o es Dios?
Creo que todos estamos de acuerdo que Dios sí está presente en la historia de Ester. La redención para su pueblo hubiera sido imposible sin el trabajo de Dios. Entonces, ¿Puede ser que Dios hace su mejor trabajo de redención tras bastidores?
Dios te persigue; te ama con un amor sin fin; su fidelidad permanece en toda tormenta de la vida. Así como en la historia de Ester, a veces no escuchamos su nombre directamente. Sin embargo, cuando contamos nuestras historias, su presencia es evidente aun sin ninguna referencia a su nombre.
¿Por qué nos cuesta tanto confiar en el trabajo redentor de Dios tras bastidores?