He tenido la bendición de reunirme con grupos de cristianos en muchas partes de los Estados Unidos y Latinoamérica. Hasta he conocido a congregaciones en Rusia, Kazakstán, Alemania, y la República Checa. Lo que más me maravilla es cómo el Dios soberano trabaja abundantemente y poderosamente en cada uno de esos lugares. Es adorado en lenguas, culturas, y contextos diversos. Es predicado en locales, parques, escuelas, y casas.
Es fácil ponerle a Dios en una caja limitante – a ponerle límites según lo que conocemos, restringirle a lo que ya se sabe. Pero mi Dios es tan grande como para ser vivo y activo en cada una de esos lugares distintos – al mismo tiempo y de diferentes maneras. Sí. Mi Dios es así de grande.
Y ese mismo Dios, grande y poderoso, tiene la capacidad de redimir a cualquier vida. Puede que te sientas fuera de su alcance o indigna de su perdón.
Isaiah 59:1 “La mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír.” A través de la sangre de Jesús, no hay vida que no haya recibido la invitación de redención. Mi Dios es así de grande. Que sea tu Dios también.
Toma un momento para renovar la manera en que veas a Dios. Vamos a quitar las gríngolas. Permite que él salga de la caja limitante que le has creado. Mira a tu alrededor para ver su mano trabajando para rescatarte.