Los deseos nos pueden abrumar. Consumen y dominan los pensamientos y las acciones.
Hace poco, alguien me preguntó como yo tenía pensado vivir con una situación en mi vida que a lo mejor nunca cambiará.
Creo que la mejor respuesta se encuentra en Filipenses 4:12.
“Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.”
El contentamiento de Pablo no vino naturalmente ni inmediatamente. Fue aprendido.
Aprenderé a contentarme. Aprenderé a no buscar satisfacer tal deseo fuera de mi relación con Dios. Él cumplirá con todas mis necesidades en Cristo y seguirá usándome para bendecir a los que están a mi alrededor mientras yo viva “contenta en cualquiera y cada situación.”
¿Estás aprendiendo a estar contenta?
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He aprendido a vivir
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