Cuando hago una lista de las cosas por las cuales estoy agradecida, el agua siempre está entre las primeras de mi lista.
Agua limpia para tomar y agua caliente para bañarme. Aprecié más las dos después de vivir y viajar en otros países.
Pero mi perspectiva espiritual sobre el agua ha crecido. Sé que es el agua que nos limpia y nos salva (1 Pedro 3:20-22, Hechos 2:38).
Además, vemos que el agua se personifica como Agua Viva en la persona de Jesús y a través del Espíritu Santo (Juan 4:13-14, Juan 7:37-39).
Nunca tenemos que estar sin agua – la única agua que puede satisfacer la sed y limpiarnos de toda maldad.
Hoy, toma un momento para dar gracias por el agua, en todas sus formas y por todos sus beneficios.