“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.” (Prov. 16:3)
¿Marca una diferencia en tus planes, cuando los haces con mucha oración? ¿Llevas todo a Dios en oración pidiendo que te guíe?
Anhelamos hacer eso como ministerio y como individuos - poner en manos del Señor todas nuestras obras, buscando su voluntad para que nos guíe en nuestro camino. ¿Pero cómo es que nos guía?
No es un aviso cayendo del cielo. No hay un camino iluminado que se presenta. Tampoco hay una voz de trueno dando direcciones como un GPS cósmico.
Philip Yancey, en su libro sobre la oración, dice que la oración es un proceso de alinear nuestra voluntad con la de Dios. Me gusta esa descripción y le pido a Dios que alinee mi voluntad con la suya. Sin embargo, aún si no recibo una respuesta clara, al levantar mis oraciones a Dios y buscarle antes de hacer planes personales o para el ministerio, me recuerda que lo más importante es confiar en él que provee, quien nos bendice, nos ama, nos protege y nos guía.
“Sean, pues, aceptables ante ti
mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, roca mía y redentor mío.” (Salmo 19:14)
“Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas.” (Prov. 3:5-6)