El siguiente blog fue escrito durante un retiro para escribir en enero del 2014. Cuadra demasiado con el tema de este mes para no compartirlo.
“El temor fue fuerte. No temía pasar cinco días a solas con Dios. No temía encontrar el tiempo o la inspiración para escribir – aunque estoy segura de que Satanás me va a atacar allí también.
Temía llegar a la cabaña en mi Toyota Corolla. Temía no poder encender el fuego en la estufa para calentar la casa y mis dedos dado que iba a estar tipiando mucho.
El temor es una tremenda herramienta de Satanás y nos encanta atacarnos cuando somos más débiles. Al ver el fuego que sí logré hacer, recordé su capacidad para quemar todas las imperfecciones y su habilidad de calentarnos. El temor es como un frío que penetra nuestro cuerpo. Nos puede conmover hasta el fondo. Sin embargo, Dios es un fuego consumidor (Hebreos 12:29), un fuego que refina (Malaquías 3:2-3), y nos promete un reino inconmovible (Hebreos 12:28). ¡Que tremendas promesas!