La prueba de nuestra fe produce perseverancia (Sant. 1:3), pero a veces no vemos el fruto de nuestra fe (Heb. 11:39-40).
¿Qué significa ejercitar nuestra fe o ponerla en práctica diariamente?
Ejercitar nuestra fe no sólo se trata de los momentos en los que está puesta a prueba o tenemos que defender nuestra fe. El vivir diario de nuestra fe también se ven en la adoración, la oración, leer la Biblia, tiempo a solas con Dios, la meditación, comunión con otros cristianos, y mucho más. Estos actos de fe sirven como un recordatorio de lo que es la base de nuestra fe.
Somos olvidadizos. Y si no ponemos nuestra fe en acción, si no participamos en los recordatorios diarios de nuestra fe, muere (Sant. 2:26). No son los hechos que forman nuestra fe, pero la fortalecen y la renuevan.
Vamos a transformar nuestra expresión diaria de fe en un recordatorio diario de quién somos que lo que creemos – la dedicación diaria a la oración, la Palabra, adoración, y comunión con otros cristianos.