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Kat IRSM BlogEscrito por Kat Bittner, voluntaria y miembro de la Junta del Ministerio Hermana Rosa de Hierro

Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios. (Heb 13:16 NTV)

Cuando era niña, recuerdo jugar con los niños del vecindario durante horas y horas. Nos desgastábamos montando en bicicleta, explorando el bosque, jugando al dodgeball o simplemente caminando a la tienda de conveniencia en nuestra base militar para comprar bocadillos y refrescos. También recuerdo que a ningún niño le faltó lo necesario para nuestro tiempo juntos. Siempre había una bicicleta extra de sobra o zapatos adecuados para pedir prestados para nuestras exploraciones en el bosque. Y también recuerdo que nadie salía de la tienda sin una golosina, ¡incluso si llegaba sin un centavo en el bolsillo! Era raro que nosotros, cuando éramos niños, no compartiéramos lo que podíamos con nuestros amigos y vecinos. Incluso recuerdo una vez que mi hermano y yo buscábamos por todas partes unas monedas sueltas en la casa para que uno de nuestros amigos, a quien le faltaban diez centavos para su barra de chocolate favorita que a todos nos gustaba se asegurara de conseguir una junto con el resto de nosotros. Tardamos dos horas en encontrar esos diez centavos, pero todos salimos de la tienda ese día con un Whatchamacallit® y una sonrisa. ¡Qué gozo fue para nosotros dar a un amigo necesitado!

¡Oh! Si los adultos pudieran tener esa mente de un niño, compartiendo y sacrificándose por los demás, sería una cosa maravillosa. Sin embargo, eso es exactamente lo que se espera de nosotros cuando otros lo necesitan. Dios te llama a "que compartas tus bienes generosamente con ellos y también con otros israelitas que pasen necesidad" (Dt 15:11b). Ya sea que esta ayuda provenga de nuestro tiempo, talentos o un regalo monetario, es algo piadoso que hacer por los demás. Es algo que cada uno de nosotros, como creyentes, deberíamos estar ansiosos por hacer. Y es importante recordar que cuidar de los demás es un acto de nuestra preparación para el cielo.

Diles que usen su dinero para hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con otros.  De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es la vida verdadera. (1 Ti 6:18-19)

Es honorable para nosotros ayudar a los demás (Mt 5:16, Hch 4:32-37). Demostramos amor por Jesús satisfaciendo las necesidades de los demás (Mt 25:35-40). Cuidar de los demás es un signo visible de obediencia a Dios y de amor por Él. Jesús dijo: "Todos los que me aman harán lo que yo diga” (Jn 14:23). Señoras, este versículo se puede reiterar de varias maneras. Hacer lo que Dios ha ordenado es producto de nuestro amor. Nuestros actos de obediencia son la prueba de nuestro amor por Jesús. Demostramos amor al hacer las cosas que Él nos ha ordenado hacer. Y no conocemos ni amamos verdaderamente a Dios si no amamos a los demás (1 Jn 4:7-8).

Independientemente de cómo elijas ayudar, es importante que lo hagas con un sentido de estima. Es posible que solo puedas dar cinco dólares al banco de alimentos local o al fondo de benevolencia de la iglesia, pero son cinco dólares para la comida o el sustento de alguien. Tal vez no puedas dar monetariamente, pero el tiempo que pasas visitando a una persona en la cárcel o a un paciente en el hospital puede ser un cuidado espiritual muy necesario. Alguien puede necesitar palabras de aliento mientras navega por un momento difícil en la vida. Cuidar los niños de una madre joven que solo necesita tiempo a solas sin pequeños colgando de ella puede ser de gran ayuda. Como esposa de un militar con cuatro hijos que vivía lejos de casa, y cuyo esposo estaba desplegado durante largos períodos de tiempo, esa era una gran necesidad para mí.

Por otro lado, también podemos obtener beneficios, al cuidar de las necesidades de los demás. Abrir nuestras manos para ayudar a los demás puede ser una bendición tanto para nosotros como para aquellos a quienes servimos. ¡Simplemente nos hace sentir bien por dentro, hermanas! Ten la seguridad que, si te preocupas por las necesidades de los demás, cosecharás beneficios inconmensurables.

Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio. (Lc 6:38)

¿Qué harás para cuidar de los demás y, al hacerlo, expresar tu amor por Dios?

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