Escrito por Elesa Mason, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Texas
Asà que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia. (Is 41:10 NVI)
Miedo. Probablemente es la voz más fuerte dentro de mi cabeza: ¿Alguna vez seré suficiente? ¿Caminaré siempre con un bastón? ¿Alguna vez podré hacer las cosas que solÃa hacer? Estos pensamientos y muchos más inundan mi mente, especialmente cuando estoy sin nada que hacer.
El 12 de noviembre de 2020, le dije a mi esposo que no me sentÃa bien. Alabado sea Dios, se dio cuenta de que algo no estaba bien y llamó al 911. Me desperté varios dÃas después en la UCI después de que me acabaran de quitar el soporte vital. Esos dÃas fueron espantosos, mi pronóstico era incierto debido a numerosos coágulos de sangre. Mi familia soportó conversaciones desgarradoras para despedirse; conversaciones a las que yo no podÃa responder ni recordar.
Después de siete semanas de recuperación, llegué a casa, débil e incapaz de caminar sola. Esa tremenda pérdida de libertad hizo que no pudiera hacer nada; cosas que creÃa que eran mis dones al servicio del Señor. Y mis lecciones de vida no terminaron ahÃ; mi cuerpo estaba tan plagado de artritis que al año siguiente tuve que someterme a tres reemplazos de articulaciones solo para caminar. Más recuperación, terapia, no hacer nada y, lo peor de todo, más miedos.
Soy una chica que ve el vaso medio lleno. ¡Estaba muy agradecida por mi mejora, ya que ya no necesitaba un andador! Pero, ¿por qué seguÃa siendo infeliz? ¿Por qué estaba enojada por caminar con un bastón? En pocas palabras: ¿por qué Dios me permitió quedarme si me iba a quitar la libertad y la capacidad de hacer lo que yo querÃa; cosas para Él? Oré fervientemente, pero durante mucho tiempo hubo silencio. Silencio, hasta que empecé a escuchar.
La música siempre ha sido el elevador de mi alma. Escuchar música estabiliza mi estado de ánimo y centra mi mente lejos de mà y hacia cosas más felices. Steven Curtis Chapman tocó mi corazón cuando cantó: "Mi Redentor es fiel y verdadero. Todo lo que ha dicho lo hará. Y cada mañana sus misericordias son nuevas".
Llegué a darme cuenta de que Dios me permitió quedarme aquà porque Él es fiel y verdadero. Él contestó las oraciones de muchos que me amaban. Él me amaba tanto que necesitaba que me quedara aquà más tiempo, no porque todavÃa tuviera mucho que hacer, sino porque todavÃa tenÃa mucho que aprender sobre mà misma y mi lugar en Su Reino que aún podÃa hacer con un bastón.
Pero antes de todo eso, tuve que lidiar con mi fe.
La fe es la antÃtesis del miedo. El miedo me hizo cuestionar todo lo desconocido. La fe es la creencia de que Dios tiene mis incógnitas en Sus manos porque Él dice que las tiene. El profeta y músico Asaf cantó: "Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón, pero Dios es la roca de mi corazón; él es mi herencia eterna" (Sal 73:26). Después de años de quietud, me di cuenta de que no me estaba conectando con Dios a través de su Palabra, más que a través de fragmentos que me bendecÃan. Pablo enseña: "la fe viene como resultado de oÃr el mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo" (Ro 10:17).
Dios quiere que confÃe en Él sin reservas. Saqué a Dios de la ecuación cuando me sentà responsable de todas las cosas buenas que habÃa hecho. Creo que la lluvia llegó a mi vida por una razón: necesitaba apreciar al Hijo. Por lo tanto, trato cada dÃa de reconocer y alabar a Dios por todo en mi vida entrando por sus puertas con acción de gracias y sus atrios con alabanza. Dios me da protección y fuerza, pero alabarlo a Él debe ser lo primero.
Al aprovechar pequeñas oportunidades para mostrar el amor de Cristo, conversar con Dios a un nivel más Ãntimo y consumir diariamente Su Palabra, estoy emergiendo de un mundo centrado en mà a uno lleno de posibilidades. TodavÃa vuelvo a caer en los celos cuando veo fotos de amigos esquiando o dando paseos por la playa. La vieja Elesa emerge con preguntas de "por qué a mÃ".
Dios me ama mucho y eligió mi camino especÃfico con todas sus colinas y valles. Su "voz apacible y delicada" en mis momentos de silencio me mantiene centrada y enfocada en la verdad. Su verdad. Continúo haciendo lo que puedo para fortalecer mi cuerpo. Pero como Su preciosa creación, Su verdad es que yo soy suficiente, ya sea que camine con un bastón o no.
Mis miedos van dando paso poco a poco a la fe. Siempre ha sido fiel y siempre lo será. Espero con ansias el futuro que Dios tiene para mÃ. Si lo mantengo en mi corazón y en mi mente, Él nunca me dejará ni me abandonará, ¡y yo le creo! Y asÃ, uso la música para llenar mi alma y permanecer centrada en Cristo. ¿Y tú?