Escrito por Karoline Diogo, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Campo Grande, Brasil
Amada, recientemente escuché la frase: “La buena noticia es que ¡hay aceite para todos hasta que Jesús regrese!” Reflexionando en esta frase, leí Mateo 25:1-13, la Parábola de las 10 vírgenes. Esta parábola nos ayuda a tener esperanza en el regreso de Cristo y a saber si estamos preparadas para ello.
Ser llena del Espíritu Santo es una decisión individual. No podemos desbordarnos del Espíritu y dar un poco a los demás. Es una decisión personal; Dios no decide por nosotras.
Al igual que las vírgenes, podemos analizar nuestra vida cristiana, ya sea que esté bien o esté mal. Muchas veces me pregunto, y comparto mi pregunta con ustedes para que reflexionemos juntas: ¿Qué vida cristiana estamos llevando? ¿Cómo sabemos si estamos listas para el regreso de Cristo? Mateo 24:36-37 dice que no sabemos el día ni la hora, pero los días serán como los de Noé, la gente estaba tan consumida por las ocupaciones mundanas que no pensaba en las consecuencias que Dios impondría. ¿Hemos llegado ya a esos días?
Para estar preparadas, debemos estar llenas del Espíritu Santo, quien es el combustible de nuestra vida cristiana.
En Hechos podemos ver que una persona que está llena del Espíritu Santo es fructífera, se complace en servir al Señor, tiene una vida gozosa, es promotora de paz y comunión en la iglesia y tiene una vida poderosa ante Dios y los hombres.
En Lucas 21:34-36 leemos sobre el cuidado constante que debemos tener con nuestra vida y mirar nuestro caminar. Debemos tener cuidado de que pase lo que pase en nuestra vida, no perdamos nuestro enfoque: CRISTO. El versículo 36 nos dice que estemos atentas y orando. ¡A menudo con el ajetreo de la vida cotidiana, nos olvidamos de cuidar nuestra vida espiritual y perdemos el camino de la salvación!
En Hebreos 12:14 vemos que necesitamos el proceso de santificación para ver al Señor. Ser santa significa estar cada vez más lejos del pecado y más cerca de Dios, enfocadas en practicar la Palabra de Dios. En Efesios 5:25-27, Pablo habla un poco de cómo Cristo santifica a la iglesia. Amadas, nuestra esperanza en las cosas de Dios y en la eternidad es infinitamente mayor que las expectativas de las cosas de este mundo.
Lee Apocalipsis 21:1-14. ¡Esta tiene que ser nuestra verdadera esperanza! Lo que se está preparando para nosotras es incomparable con cualquier cosa en esta tierra. Nuestras expectativas deben ser en la eternidad (Ro. 8:18).
Hoy quiero animarte. Muchas de nosotras no conocemos el verdadero significado de la esperanza, y cuando sucede algo malo nos desanimamos ante Dios. Apocalipsis 3:8 es un estímulo para que guardemos la Palabra del Señor y la practiquemos, tal como en Santiago 1:22, que nos dice que no seamos sólo oyentes, sino hacedores. Nuestra fe debe ser inquebrantable frente a la oposición.
Al pensar en una boda como la de la parábola, me vino este pensamiento: “¿Cómo es la entrada de una novia?” Todo el mundo quiere verla, pero en realidad, ¡la novia quiere ver al novio y el novio quiere ver a la novia! ¿Lo entiendes? No perdamos la esperanza en Cristo y, que cuando Él venga, como la novia, estemos preparadas y por mucho tiempo veamos a Jesús tal como Él es. ¡Que mantengamos viva nuestra esperanza y que lo exaltemos en ese día con mucha alegría! Manténgase firmes en el Señor Jesucristo.
“Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad” (Fil. 3:1 NVI).