Cuando Pedro salió por fe a caminar sobre el agua, confió plenamente en él que le llamó a salir del barco. Tomó varios pasos milagrosos, caminando sobre agua, así como hizo Jesús.
Sin embargo, cuando perdió la vista en Jesús, perdió su fe en la posibilidad de lo imposible.
Cuando no fijamos los ojos en Cristo (Heb. 12:2), nuestra fe sufre y nos abruman las tormentas de la vida. Pedro permitió que el viendo le distrajera de su enfoque en Jesús. Pero así no termina la historia.
Vemos en Mateo 14:28-32 que cuando el enfoque de Pedro cambió de Jesús al viento, clamó, “Señor, sálvame.”
Y fue lo que el Señor hizo y hace. Extiende su mano en gracia para rescatarnos. Toma un paso de fe hoy, sabiendo que el Señor está allí para rescatarte si pierdes la vista y traerte nuevamente a él.