Escrito por Brenda Davis, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. (Deut. 4:9 NVI)
Aunque apenas se menciona en el Nuevo Testamento, dos mujeres cristianas, Loida y Eunice, sin duda estaban familiarizadas con esta escritura debido a su herencia judía. Es evidente que practicaron esta enseñanza porque leemos sobre la influencia que tuvieron en su nieto/hijo, Timoteo, uno de los predicadores misioneros más impactantes en la iglesia primitiva. Estos son los únicos dos pasajes que mencionan a estas mujeres:
Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. (2 Tim. 1:5)
Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo. (Hch. 16:1-2)
Si tan solo supiéramos más sobre los detalles de cómo criaron a Timoteo. ¿Le daban “tiempo fuera” cuando se portaba mal? ¿Tenía toque de queda? ¿Lo obligaron a ir a la iglesia cuando no quería? Podemos estar seguras de que, como nosotras, no fueron perfectas como abuela y madre. Pero sabemos que a pesar de sus imperfecciones lograron levantar a alguien que optó por dedicar su vida a Cristo y a Su iglesia, como leemos en 1 Corintios 4:17.
Entonces, ¿qué podemos aprender de estas mujeres? Aprendemos que la relación entre nosotras y nuestros hijos y nietos es increíblemente impactante, incluso esencial, para su educación espiritual. También aprendemos que incluso si nuestro cónyuge no es creyente, aún podemos tener una relación que resulte en la bendición de estas almas jóvenes. Hechos 16:1-2 nos dice que mientras su padre era un griego incrédulo, la madre de Timoteo todavía logró enseñarle acerca de Cristo.
Se acepta universalmente que la relación entre una madre y su hijo es importante. Pero también existen múltiples versículos y ejemplos en la Biblia que nos muestran la importancia de los abuelos y los resultados positivos y negativos de esta relación. Ya sea que vivamos cerca, o incluso con, nuestros hijos o nietos, o que estén en todo el país o el mundo, aún estamos llamadas a mantener una relación que fortalecerá su relación con el Señor. El autor Mickey Elliott dice, “Es responsabilidad de los abuelos el alentar, amar, traer paz y unidad. Nunca hables negativamente de ninguno de los padres a los nietos, pero siempre fomenta el amor, el perdón, el desinterés y la comprensión.”
¿Cómo podemos construir y mantener estas relaciones influyentes?
- Por el ejemplo - viviendo nuestra fe en palabras y acciones.
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia. (1 Tim. 5:4a)
Nuestros hijos y nietos observan cómo tratamos y servimos a los demás, cómo reaccionamos ante los acontecimientos de la vida y si nos esforzamos o no por ser como Jesús.
- Al enseñar - compartiendo la Palabra de Dios desde el primer día, en cada pequeña oportunidad.
Pero tú permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras. (2 Tim. 3:14-15a)
Aprovecha los “momentos de enseñanza”, compartiendo verdades bíblicas en situaciones cotidianas. Esto puede ser tan simple como reemplazar "Qué hermoso día" con "Qué hermoso día hizo Dios para nosotros", mientras miran juntos por la ventana.
- Al orar - Llevándolos incesantemente ante el trono de la gracia.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. (Fil. 4:6)
Ora con ellos y por ellos: su salud, su elección de amigos, sus futuros cónyuges y protección contra el tentador.
Un escritor desconocido ha dicho, “Tener [hijos y] nietos es una bendición. Ayudar a dar forma a sus vidas es un honor”, y la Escritura apoya esta afirmación. Particularmente me gusta la versión del Salmo 127:4-5 de la Versión Contemporánea, “Tener muchos hijos que te cuiden en tu vejez es como un guerrero con muchas flechas. Cuanto más tengas, mejor estarás.” Y Proverbios 17:6 (NTV) nos dice que “Los nietos son la corona de gloria de los ancianos.”
Que todas seamos conscientes del legado espiritual que dejaremos a nuestros hijos y nietos.