“y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»” (Génesis 1:26)
Nuestros primeros momentos en esta tierra fueron creados en perfección. La tierra fue perfecta y recién formada. Todo lo que Dios había formado fue bueno.
Fuimos hechos en su imagen y por lo tanto empezamos perfectos.
Creo que una manera de resumir la caída de la perfección fue que le cambiamos el orden de las palabras. Empezamos a hacer que Dios fuera hecha en nuestra imagen en vez de dejar que nosotros fuéramos hechos en la imagen de Dios. Es fácil hacer. Hacemos otras cosas como dioses o limitamos a Dios al esperar que conteste nuestras oraciones a nuestra manera.
¿Qué has dejado ser amoldado a tu imagen o a la del mundo? Te invito en este mes enfocado en la transformación, a ser transformada de vuelta a la imagen de Dios. Te invito a dejar que Él tome su lugar indicado en el trono de tu corazón.
“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)