Escrito por Michelle J. Goff, Fundadora y directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
“Nunca me di cuenta de que Dios me dio mi amor por decorar como reflexión de Su atención a los detalles y el decorar, como hizo en el templo y con las cortinas.”
Una hermana en Houston compartió esa revelación después de una lección que presenté explorando el significado de la gran cortina extravagante que colgaba entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo en el templo. El velo estaba tan ancho como una mano (aprox. 10cm.) cuando Dios lo partió en el momento en que murió Jesús en la cruz (Mt. 27:51). Para Dios, fue nada más como partir una hojita de papel.
Nuestro Dios es poderoso. Nuestro Dios es misericordioso. Nuestro Dios es Espíritu. Y nuestro Dios es Creador. Creadas en Su imagen (Gén. 1:27), cuando moramos en Su Espíritu y vivimos como nos diseñó, ¡podemos ser poderosas, misericordiosas, llenas del Espíritu y creativas!
El fruto del Espíritu no incluye la creatividad entre las facetas de Su fruto (Gál. 5:22-23), pero quiero que tomes un momento para reflexionar sobre un tiempo en el que dejaste que tu creatividad fluyera de tal manera que sólo se puede describir como “inspirada”. ¿De dónde vino esa inspiración?
Makoto Fujimura, en su libro Arte y fe: Una teología de hacer, propone que una de las maneras más divinas de que un no cristiano pueda conocer a Dios es a través de las artes. Como Hacedor de todo, Dios nos hizo para hacer. Como Creador, nos creó para crear. Es en ese momento del “hacer creativo” que podemos formar una conexión profunda con nuestro Creador a través de Su Espíritu. ¿Estamos abiertas a eso? ¿Reconocemos esa oportunidad?
Las artistas o las creativas son más que sólo pintoras o escultoras. Algunas artistas son culinarias. Otras son buenas con las manualidades o con el coser. Unas tienen buen ojo para decorar o pueden crear algo bonito de lo que otros llamarían basura.
Mi medio es las palabras: un monólogo, un poema, un estudio bíblico, una lección, una conversación, una canción o una expresión. Sin embargo, las mejores palabras han sido formuladas creativamente por inspiración del Espíritu Santo y no eran mías.
Bezalel y Aholiab (Éx. 31) fueron capacitados en todo tipo de artesanía. Kathy hace aretes, Juana hace jabones y Chela hace empanadas. Wendy crea páginas web, Molly crea cuadros para organizar datos y Teresa crea conexiones. Jennifer diseña planes de estudio, Mandy escribe canciones y María cose regalitos para los bebés de la congregación. Mi hermana, Chrys, crea versiones veganas de las recetas y las comparte con otros.
Cada mujer de la lista se deleita en su arte y comparte el fruto de su trabajo manual con otros. Cuando nuestros dones y pasiones creativas se usan en un contexto del Reino, nos llenan aún de más gozo.
¿Cómo has sido creada para crear? ¿Cómo pueden tus creaciones ser usadas para gloria y honra de Dios?
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