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Corina DíazEscrito por Corina Diaz, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Argentina

Aparentemente en la Biblia encontramos muchos ejemplos de mujeres extranjeras, y el caso de la mujer samaritana no fue una excepción: una mujer que era confrontada por Jesús aún con lo que implicaba la situación cultural. Una mujer que era la evidencia de una vida sexual manipulada y desatendida, además de pertenecer al grupo de los samaritanos, quienes eran despreciados por los judíos. La mujer se tenía que esconder en horas del mediodía para buscar sus recursos básicos, fue en ese momento cuando surgió el encuentro con Jesús, ¿Te ha pasado que cuando estás en ese peor momento, parece que surge de la nada un rayo de luz?

Te dejo por aquí un fragmento de la historia:

Vino una mujer de Samaria a sacar agua (era como la hora sexta); y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. (Jn. 4:7-15)

El texto no es tan claro de la situación actual de la mujer, pero si continúas la historia encontrarás que estaba en pecado, y que aun así, Jesús se acerca a ella en el momento de dificultad. Podemos reconocer que es un momento de dificultad cuando ella estaba sola buscando el agua, además de que no tenía estabilidad emocional, se describe que tuvo cinco maridos, lo cual nos indica que era una mujer herida, probablemente con una autoestima quebrada. Algunas de nosotras hemos atravesado rupturas emocionales de cualquier tipo, donde nuestra identidad es puesta en juego, pero ¿sabes qué es lo más hermoso? que Jesús vino a ella a restaurarle, así como viene hoy a nosotras, a ofrecernos una identidad y a mostrarnos nuestro propósito aquí en la tierra.

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. (2 Tim. 1:8-9)

Si te encuentras sola o si aún en compañía te sientes sola, en un lugar que no sea tu tierra, si has sido lastimada o tu identidad se ha visto en juego, quiero decirte que ¡siempre tendremos una oportunidad para renovarnos, para brillar y para ser nuevas mujeres en Jesús!

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