Escrito por Michelle J. Goff, Directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
“Siempre me gustaron los acentos de extranjeros. Pero el acento de Majlón era distinto. Y su familia era distinta. Yo había conocido a pocos israelitas antes de la llegada de la familia de Majlón y ninguno se había quedado para vivir. Mi desconocimiento de los israelitas, fuera de las historias de su dios poderoso, se reveló más entre más llegué a conocer la familia."
Les conocí poco después de su llegada a mi tierra Moab. Y comencé una amistad con la mamá de Majlón, Noemí, dado que íbamos al mismo mercado. Llegaron a la tierra Moab debido a una época de hambre en Israel.
Elimeléc y Noemí hablaban mucho del dios de Israel. Lo llamaban Jehová. Contaban historias de cómo su dios salvó a su pueblo de esclavitud bajo los egipcios y que separó las aguas del Mar Rojo para que pudieran pasar por tierra seca. Cada historia que oí de la provisión y el poder de su dios, me maravilló de ese Dios Jehová y me acercó más a esa familia de Judá.
Como resultado natural de nuestra nueva amistad, me entristeció la muerte súbita e inesperada de Elimeléc. Mi amistad con Noemí creció aún más después de la muerte de su esposo, Elimeléc. Yo nunca había perdido a alguien de mi familia cercana, pero al ver el dolor de Noemí y poder caminar con ella en su tiempo de dolor, tan lejos de casa… Fue un honor acompañarla en el duelo…”
¿Alguna vez de has insertado en una historia bíblica de tal manera que te imaginas cómo alguien se sentía? ¿Qué estaba pensando? Es un momento para “andar en sus sandalias llenas de polvo” y descubrir la profundidad de las verdades relacionales tras bastidores de las historias de la Biblia.
La narrativa compartida, desde la perspectiva de Rut, es el inicio del estudio ePétalo, Hermanas Rosa de Hierro: Una vista más profunda de Rut y Noemí. Tomo ciertas libertades creativas al principio del estudio, presentando un monólogo que pudiera haber compartido Rut. Luego, entramos a libro del Antiguo Testamento que tiene apenas cuatro capítulos, para reflexionar sobre la historia de Rut y las relaciones que en él se encuentran.
¡Te invito a leer el estudio ePétalo y a invitar a una amiga a leerlo contigo! Es una sola lección del libro de Rut, invitando a hermanas en Cristo a servir como Hermanas Rosa de Hierro, hierro afilando a hierro mientras se animan a ser tan bellas como rosas a pesar de las espinas. Rut y Noemí turnaron en ser la Hermana Rosa de Hierro más fuerte para la otra. Así como nosotras pasamos por etapas en las que necesitamos a Hermanas Rosa de Hierro en nuestras vidas. Hay otros momentos en los que Dios nos ha fortalecido para que seamos esas mujeres para otras, servir como las manos, pies, oídos y hombros de Dios para otras.
Aparte de los elementos relacionales entre sí del libro de Rut, aprendemos de la historia del bisabuelo del Rey David. Y cuando conectamos su historia a la gran historia de la Biblia, recordamos que Dios ama y reconoce extranjeros y mujeres, hasta mencionarlas por nombre en la genealogía de Su Hijo (Mt. 1:5).
Es una historia de redención con Booz como la sombra de Cristo quien nos compra como el pariente que nos redime. Nos eleva de un lugar de amargura y pérdida a una de gozo y esperanza. ¡Lee el libro!
Sin embargo, esa redención no hubiera sido posible sin su compromiso a Noemí y a Dios.
El monólogo del estudio ePétalo concluye la narrativa de Rut capítulo 1 de la siguiente manera:
“Anticipé un tercer intento de convencerme a volver, así que preparé mis palabras al responder las súplicas de Noemí: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el SEÑOR con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!"
Por fin se convenció de mi compromiso y determinación a quedarme consigo. Proseguimos en el camino.
Ya habíamos pasado por tantas cosas juntas. Sentí totalmente comprometida a nuestra relación. Y aunque el camino que travesamos nos llevó a Belén, faltaba mucho por ver y experimentar en el camino de nuestra amistad.
Al principio, no tuve idea de las maneras en las cuales Dios Jehová, a quien ahora sirvo también, me usaría a mí, Rut, su sierva humilde, como instrumento de bendición para Noemí y su familia. Nunca me imaginé como parte del linaje de Cristo, ni las bendiciones abundantes que me vinieron por haber dedicado la vida a Él.”
¿Hay una Hermana Rosa de Hierro con la que puedes comprometerte a andar juntas al andar con Dios? ¿Cómo has visto a Dios bendecir una relación como esta en el pasado? ¿O qué esperanza guardas de que puedas tener una relación de Hermanas Rosa de Hierro a futuro?