Escrito por Michelle J. Goff, directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Publicado originalmente el 2 de enero de 2015
Redimido: Comprado de nuevo.
Santidad: Apartado con un propósito.
Una persona redimida tiene clara su identidad. Entiende que su vida no es suya. Es un regalo de su Padre celestial a ser vivida para la gloria del Padre. Fue comprada por un precio y ahora es hija adoptada del Rey.
Una persona santa tiene claro su propósito. Reconoce que el mundo y sus maneras no tienen valor. Ella ha sido apartada de todo lo que impide y distorsiona. Dios le trae definición y propósito a la vida, guiada por el Espíritu Santo.
Una hija del Rey santa y redimida mantiene claro su enfoque. Como dice la canción, “El mundo no es mi hogar.” Y como dice Pablo en 2 Corintios 4:18, “Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.” Si me fijo en las cosas del mundo, me distraigo, me frustro, y me preocupo. Al mantener los ojos puestos en Jesús, tengo fe, esperanza, y amor.
Para poder vivir una vida que refleja la redención y la santidad, hay tres cosas claves que me ayudarán a mantener el buen enfoque en la identidad correcta y el propósito correcto:
1. Tiempo diario en la Palabra.
2. Comunicación constante con el Padre en oración.
3. Confianza en Dios.
Debo mantener lo más importante como lo más importante: Soy hija del Rey, llamada según su propósito. Con la identidad, el propósito y el enfoque claros, veré las cosas desde una perspectiva eterna que me permite confiar en Dios a pesar de cualquier circunstancia.
¿Cómo vas a mantener claros tu identidad, propósito, y enfoque?
Versículos adicionales para reflexión: Hebreos 12:1-3, Efesios 1:3-14, Juan 14:1-4, II Corintios 5:7