Escrito por Liliana Henríquez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colombia
Querida hija:
Ya estamos a mitad de año, sé que ha sido un año diferente a los que has vivido anteriormente, pero creo que ya te has dado cuenta de que Mi presencia te ha acompañado en cada paso que has dado y en cada decisión que has tomado. Aunque no me hayas visto físicamente, quiero decirte que he estado delante de ti todo el tiempo, así como lo estuve con el pueblo de Israel cuando anduvo en el desierto. La nube y la columna de fuego siempre han estado presentes. Mi presencia ha sido continua y constante.
Te he visto orar y dedicar largas horas para hablar conmigo. ¡Me alegra tanto verte unida a Mí! Puedo decir, que la pandemia ha hecho que muchos de Mis hijos hayan decidido restaurar su comunicación conmigo y finalmente, han entendido que la comunicación es bidireccional y han aprendido a discernir Mi voz. Ahora siento que tengo conversaciones más íntimas y profundas con muchas de Mis ovejas. Y tú estás entre ellas.
Hoy te hablo a ti, Mi hija amada, para pedirte un gran favor. Deseo que seas instrumento de Mi gracia, dejes tu cántaro y pregones ante el mundo lo que he hecho por ti, así como lo hizo la mujer samaritana aquel día cuando tuvo su gran encuentro con Jesús en el pozo.
“Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4:28-29 RV1960)
El agua de vida es digna de ser compartida con todo el mundo. Quiero usarte como Mi instrumento para saciar a todas aquellas amigas, vecinas y familiares que te rodean. Ellos necesitan conocer a Jesús y tener una relación íntima con Él para que vuelvan a Mí.
¿Te has preguntado qué has estado comunicando últimamente? ¿Quejas o alabanzas? ¿Preocupaciones o respuestas de oraciones? Examina tu corazón y decídete compartir sólo lo bueno, lo digno de virtud y de alabanza; es decir, el evangelio. Sé que tienes presente lo importante que es animar y edificarse unos a otros (1 Ts. 5:11), así que te doy varias sugerencias para seguir haciéndolo: comparte el blog con otros, invita a tus amigas a unirse a la reunión virtual del mes, regálale un libro que las edifique o simplemente comparte tu testimonio con ellas. El mundo está sediento de conocer historias de redención y restauración, y yo sé que la tuya es poderosa.
“Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.” (Mc. 5:19 RV1960)
Te amo hoy, mañana y siempre…
Tu Padre Celestial.