Escrito por Michelle J. Goff, directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro (originalmente publicado en noviembre del 2015.)
Un avión tiene dos indicaciones importantes: su altitud y su actitud. La altitud indica su distancia de la tierra, pero la actitud indica hacia donde se dirige (derecho, hacia el cielo, o hacia la tierra).
Puede tener buena altitud, pero si no corrige su actitud, el avión puede chocar con la tierra más pronto de lo que quiere y no de la manera que debe para un buen aterrizaje.
He tenido días así. Amanezco bien, contando mis bendiciones, agradecida por el nuevo día, pero algo pasa y mi actitud me lleva hacia abajo. Entro en un camino de choque con todo lo que encuentro en mi camino. Y si no corrijo mi actitud pronto, voy a estrellarme y llevaré días recogiendo los pedazos del desastre que he creado.
El mejor remedio en esos momentos es el de adoptar la actitud de gratitud. Cuando alzo los ojos al cielo, se corrige mi dirección errante.
Doy gracias a Dios por Su paciencia conmigo y por siempre ayudarme a mejorar mi actitud. ¿Cómo está tu actitud hoy? Siempre hay tiempo para corregirla.