En los últimos años, el libro de Colosenses se ha convertido en mi epístola de Pablo favorita. Cosas que he necesitado escuchar o recordar, o que he tenido la oportunidad de compartir con otros, han venido de ese libro del Nuevo Testamento.
Por un semestre, facilité un estudio de Colosenses con algunas de las estudiantes del español los miércoles por la tarde. Las jóvenes que han participado en el estudio crecieron en su capacidad para facilitar la conversación y expresaron un gozo creciente al descubrir verdades bíblicas a través de la carta a la iglesia en Colosas.
Una cita que salió de nuestro estudio fue, “El Todo, en todo, en todo.” Cada vez que alguien decía, “Cristo,” sonreíamos con pausa hasta que otra respondía, “El Todo, en todo, en todo.” Significaba que Cristo es el Todo y el centro de todo, completamente.
Al despertar nuestra memoria de estudios pasados, la cita resumió las enseñanzas de Colosenses, especialmente al enfatizar la plenitud en Cristo, quien es nuestro Todo. Nada puede existir sin Él. Y nuestras vidas jamás serán completas aparte de Él.
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas
en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles,
sean tronos, poderes, principados o autoridades:
todo ha sido creado
por medio de él y para él.
Él es anterior a todas las cosas,
que por medio de él forman un todo coherente. (Col. 1:16-17)
Al leer los cuatro capítulos de Colosenses, las frases que expresan plenitud y totalidad nos llaman la atención. En adición, expresiones de llenura, te invito a enfocar en las frases que demuestran nuestra dependencia en Cristo. Frases que incluyen, “en Él, por Él, con Él, de Él,” y otras nos ayudan a redescubrir todo lo que Dios hace posible a través de Su Hijo. Él es definitivamente el centro de todo.
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. (Col. 2:9-10)
Su plenitud nos llena. Es una promesa en la que podemos confiar cuando nos rodean las tormentas de esta vida… muy apropiado para muchos en el año 2020.
En enero, introducimos el tema del año, “Una parte del Todo.” Y al cerrar este año lleno de circunstancias inesperadas, volvemos al recordatorio de la verdadera Plenitud, el Todo, “El Todo, en todo, en todo.” Él está sobre todos y por medio de todos y en todos (Ef. 4:6) y nos invita a Su plenitud cuando mantenemos nuestro enfoque y nuestra fe en Él.
Que Cristo sea nuestro Todo, en todo y por medio de todo en toda nación.
¿Cómo puedes ser un ejemplo de hacer a Cristo tu Todo, en toda cosa, totalmente? ¿Cómo puedes animar a una Hermana Rosa de Hierro a ese mismo fin?