Escrito por Débora Rodrigo, voluntaria para el Ministerio Hermana Rosa de Hierro en España
Soy una mujer soltera. Como muchas otras en mi sociedad. Además de soltera soy cristiana. Ahí es diferente, no hay muchas como yo en mi iglesia. Por alguna razón, las congregaciones no reflejan ese más de 50% de solteros que hay en la sociedad. Y no estoy hablando de personas que deciden no casarse y cohabitar en su lugar. Si no de personas que, por diversas razones, no viven en pareja. Muchos como yo no se sienten bienvenidos en sus iglesias, muchos, de hecho, dejan de congregarse por ello.
Si, como yo, eres soltera, tal vez te haya costado en alguna ocasión buscar actividades apropiadas para ti en la iglesia. Quizá alguna vez has sentido que no eres como los demás. O incluso tal vez has percibido un trato especial que te incomoda, aunque sabes bien que no viene de una intención discriminatoria. Déjame decirte que nada de esto responde a lo que la Biblia dice o a las enseñanzas de Jesús. En la Biblia los ejemplos de solteros son abundantes, y las enseñanzas con respecto a la soltería están también muy presentes.
Si eres soltera como yo, tal vez formas parte de ese grupo de personas en la sociedad con mayor número de conexiones en la comunidad, tal y como también muestran algunas estadísticas. Y tal vez, sólo tal vez, dispones de algo más de tiempo que te permite tener una mejor comunión con Dios y servir a la iglesia con más dedicación, como afirmaba el apóstol Pablo (1 Co. 7:32-33). En ese caso, tienes mucho más que aportar de lo que posiblemente has creído hasta ahora. Aunque no podemos negar que la familia, y por extensión, el matrimonio, es uno de los pilares de nuestras iglesias, no podemos olvidar que la Biblia y la enseñanza de Jesús está dirigida no a unidades familiares, sino a individuos. La Biblia se dirige a personas, personas que se relacionan con Dios y con otros. Y tú podrías ser un ejemplo en estas dos áreas. Primero, por tus múltiples conexiones con tu comunidad; y segundo, porque tu condición puede ser una oportunidad para acercarte más a Dios.
Soltera, no dejes que lo que parece o lo que otros puedan pensar apague tus fuerzas. No dejes que la corriente de lo que otros hacen, dentro o fuera de la iglesia, apague tus deseos de servir. Sé un ejemplo. Vive cada día del presente, independientemente de lo que hay alrededor, y esfuérzate al máximo en ser ejemplo para otros. Sé un ejemplo en tu relación con Dios y acércate cada día más a Él. Sé un ejemplo de una cristiana que conecta con otros y ama al prójimo.