¿Alguna vez alguien te hizo algo por el cual estabas súper agradecida? Te quedaste sin palabras. Puede que fue una sorpresa, un regalo inesperado, o que la persona hizo algo inmerecido. Nos quedamos sin manera de agradecerle o expresar la profundidad del aprecio que le tenemos.
Tengo una amiga que siempre busca cómo bendecir a los demás.
Otra amiga no cansa de servir al Señor y predicar las buenas nuevas a otros.
Y si preguntaras a ellas sobre su motivación, te dirían que es la única manera que conocen para agradecerle a Dios todo lo que Él ha hecho en sus vidas.
Todo lo que hace lo hace por amor.
Es cierto que Dios quiere que le demos gracias por lo que nos da y lo que nos ha hecho. Pero hay muchas maneras de expresar nuestro agradecimiento.
A Dios le agrada cuando le damos las gracias verbalmente, y más también cuando vivimos una vida de agradecimiento y reflejamos Su amor.
Cuando reconocemos la profundidad de Su gran amor y bendiciones inmerecidas, las palabras nos parecen inadecuadas, insuficientes para expresarnos bien. A ver cómo podemos vivir en acción de gracias, extensiones de Su gran amor en las vidas de otros.