Escrito por: Tiffany Jacox, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Bellevue, Nebraska
Una de mis cosas favoritas para hacer es animar a otros a verse de la manera en que Dios los creó. Las personas a menudo batallan en ver exactamente en dónde ellos encajan o ver los dones con los que Dios los ha equipado. Hay muchas razones para esas dudas y muchos de nosotros hemos compartido la misma batalla.
Nosotros podemos poner nuestra fe en la verdad de la Palabra de Dios y usar esa verdad para eliminar las mentiras de satanás. ¡Nosotros fuimos creados por Dios a propósito para un propósito! Jeremías 29:11 declara, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, ‘afirma el SEÑOR’, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Cada persona en este planeta fue creada por Dios, a la imagen de Dios para el propósito de Dios. Genesis 1:27 dice, “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.”
Dios creó a cada uno de nosotros para Su propósito y nos dotó a cada uno con dones especiales para hacer Su buena obra. Efesios 2:10 afirma, “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”
No hay dos personas exactamente iguales. ¡Dios lo hizo así a propósito! Te animo a que leas 1 Corintios 12 y 13. Verás esos dones explicados y que se nos instruye a usar nuestros dones en amor. Venimos juntos como el cuerpo de Cristo, hecho por muchos miembros—todos de igual importancia utilizando nuestros dones individuales como el cuerpo completo de Cristo. Hacer nuestra parte en amor permite que el amor de Dios brille. “Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad” (Fil. 2:13).
Nosotros no tenemos que preocuparnos en ser perfectos o en hacerlo todo. ¡Dios nos ha dado a otros para ayudarnos a aligerar la carga y animarnos, y Él también está trabajando en ti! “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Fil. 1:6).
Debemos amarnos unos a otros; este es el segundo más grande mandamiento detrás de amar a Dios con todo lo que somos y todo lo que tenemos. Eso significa celebrar lo que cada uno de nosotros tiene para ofrecer porque Dios específicamente equipó a cada uno. Esto quiere decir reunirnos y compartir el gozo del otro y el dolor y las debilidades del otro. Esto significa compartir en las buenas obras que vienen de nuestra fe profunda en Cristo. 1 Timoteo 6:18 declara, “Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.”
Sin dudas. Sin comparaciones. Solamente una celebración de los dones que cada uno de nosotros ha recibido para usar en nuestra parte de la historia de Dios.