Todas anhelamos relaciones auténticas. En el mundo “súper-conectado” en el que vivimos por los medios sociales y otra tecnología, muchas veces perdemos el arte de las conexiones profundas en las relaciones.
Nuestra relación con Dios se convierta en un “me gusta” a un meme con un versículo bíblico más que un dejar que esos mismos versículos transformen nuestros corazones.
Nuestras relaciones los unos con los otros se tratan más de las “me gusta” que se envían en vez de la calidad o profundidad de relaciones espirituales.
Hace poco, invité a una amiga preguntarme frecuentemente, “¿A qué estás diciendo que “no”?”. Al darle ese permiso para cuestionarme, le mostré cómo estaba trabajando para eliminar una espina que ha impedido mi crecimiento. En cambio, ella pudo ser vulnerable conmigo y compartir como ella lucha con el mismo problema. Ahora servimos como hierro afilando a hierro, Hermanas Rosa de Hierro, animándonos y haciéndonos responsables en esa área.
Otra amiga me mandó un mensaje de texto una mañana después de una conversación difícil la noche anterior: “¡Epa! ¿Necesitas ese hierro hoy? ¡Yo también!” Nuestra relación de hierro afilando a hierro es de doble vía con palabras de ánimo y de verdad, con amor (Ef. 4:15).
Una Hermana Rosa de Hierro…
• puede ser joven o vieja, una cristiana nueva o madura, en el mismo pueblo o al otro lado del país,
• tiene la fuerza del hierro y la delicadez de una rosa,
• trae sus talentos y dones únicos al jardín de Dios y a la iglesia de Cristo.
Cuando el hierro se afila con el hierro, salen chispas. Pero, es cómo una se mantiene afilada y lista para la batalla. Sólo las ramas que dan fruto se podan (Jn. 15:2). Y una de las maneras en las que Dios, como Jardinero Divino, nos ayuda con el podar es a través de las relaciones entre Hermanas Rosa de Hierro.
Gracias a las Hermanas Rosa de Hierro en mi vida que me animan a ser tan bella como rosa, a pesar de las espinas.