La oración es un acto de obediencia y sumisión. Tenemos el mandato de orar sin cesar (1 Tes. 5:16). Jesús nos enseñó cómo orar (Mt. 6:5-15; Jn. 17). Del mismo Jesús, hay ejemplos de oración pública y privada, personales y de parte de otros, oraciones profundas de corazón como un llamado buscando alivio, y oraciones sencillas de agradecimiento. Cada una de esas oraciones demuestra que no hay una sola manera de “orar sin cesar” sino que es más una vida de oración o la comunicación constante con Dios.
Este mes, damos gracias a Dios por los que nos han acompañado en oración de parte del Ministerio Hermana Rosa de Hierro. Al orar por nosotros, les pido que oren por mi personalmente y por el ministerio en general para que seamos obedientes al llamado de Dios y Su visión para nosotros.
A finales del año pasado, el Espíritu me dio la palabra “obediencia.” Creo que fue en preparación por el proyecto actual del libro, Soltera y me encanta, mayormente. Al seguir trabajando en ello por obediencia y preparando con diligencia esta tarea, la tentación de abandonarlo ha sido fuerte.
Obedecer y confiar en Jesús. Es la senda marcada para andar en la luz.
No sé si conozcan la letra de ese himno, pero el coro se repite en mi mente cuando quiero encerrarme en una cáscara de autoprotección. Por otro lado, quiero pegar gritos desde las montañas sobre todo lo que Dios ha hecho en las vidas de muchas solteras maravillosas.
Pero al aceptar la tarea de compartir la sabiduría de Dios desde la perspectiva de las solteras, reconozco que es imposible hablar de parte de todas y contar sus historias. No puedo dar consejos prácticos sobre cómo enfrentar los desafíos que se presentan a las solteras y solteras de nuevo en la iglesia.
Dios no me ha pedido hablar por Él ni hablar por toda soltera. Me ha pedido ser obediente y ser Su instrumento.
Le doy gracias a Dios por mis propias experiencias. Doy gracias a Dios por la oportunidad de haber escuchado sobre las experiencias de muchas otras solteras de las que puedo hablar. Pero estoy aún más agradecida que Dios está sentado a la cabeza de la mesa donde todos estamos sentados para realizar esta conversación.
Al cerrar el mes de enfoque en la oración y al orar juntos por el proyecto de este libro, te animo a buscar una silla en la mesa. Acompáñanos en la conversación con las solteras y también en oración para que Dios nos ayude a todos ser obedientes.
¡Gracias por ser guerreros obedientes en oración!
3 pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. 4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. 5 Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.
(2 Cor. 10:3-5)