Ver el Gran YO SOY con claridad
Escrito por Kara Benson, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Hace unos meses, recibí la bendición de ir al retiro del Ministerio Hermana Rosa de Hierro. ¡Estar rodeada de tantas hispanohablantes fieles fue una experiencia increíble! A mí me encantó conocer, aprender de, y crecer con esas cristianas. Escuchar a sus testimonios personales me dio ánimo y la adoración bilingüe me revitalizó.
En una de sus presentaciones, Michelle dijo algo importante: el <yo> minúscula impide ver al Gran <YO SOY>. Esta declaración permaneció en mi mente. Cuanto más lo consideré, tanto más me di cuenta de su verdad. ¿Cuántos problemas son creados – directa o indirectamente – por interponerme?
Un buen ejemplo de este obstáculo está en el matrimonio. Yo amo a mi esposo. Compartimos muchas creencias, valores, opiniones, e intereses. Sin embargo, no significa que él es yo. Pero muchas veces, se me olvida de esto. Espero que él piense, sienta, y reaccione en la misma manera que yo. Espero que él priorice, planee, organice un armario, llene el lavaplatos, controle el nivel del termostato, y adorne el árbol de Navidad en la misma manera que yo. Y créame, ¡hemos tenido nuestra parte justa de conflictos por eso!
Puede ser lo mismo con Dios. A veces, se me olvida que Dios no es como yo. Sé que Él es creativo por medio de sus obras maestras en la naturaleza. Sé que Él desea relaciones por medio de Su carta de amor escrita en tres idiomas. Sé que a Él le importa el trabajo duro y el descanso por medio de los seis días de creación, seguido del Sabbat.
Pero Dios no es como nosotros (Salmo 50). Nunca tiene hambre; de hecho, no necesita nada. El mundo entero y todo lo que está en él pertenecen a Él. Dios es santo. Nunca está indiferente al pecado, aunque tenemos tiempos difíciles para continuar viéndolo con seriedad. La palabra de Dios juzga los pensamientos y actitudes del corazón, aunque no podemos juzgarnos a nosotros mismos, y mucho menos a nuestro vecino. Dios siempre nos ama, aun cuando los demás nos decepcionan. Las personas no siempre toman decisiones con nuestros mejores intereses en mente, pero Dios siempre busca nuestro bien en el largo plazo. Queremos el perdón sin un cambio de comportamiento, las bendiciones sin obediencia, y el amor sin un sacrificio, pero Dios no. El Señor es compasivo, misericordioso, cariñoso y un fuego incontenible que aborrece el pecado y destruye a sus enemigos. Entender esto es difícil para mí.
No nos acercamos a Dios al investigar en lo profundo de nosotros mismos ni al internalizar las enseñanzas humanas. Cuando tratamos de ver a Dios a través de nuestros propios lentes, inevitablemente haremos a Dios de acuerdo a nuestra propia imagen. Para ver al Gran YO SOY con claridad, debo quitarme del cuadro. Debo dejar de proyectarme y hacer que Dios encaje en mis planes para permitirle a Él revelarse a sí mismo a través de Su palabra. Estamos en el año 2020. ¿Estás viendo con claridad?