La iglesia es una comunidad que extiende más allá de fronteras, idiomas, culturas, y tiempo. He tenido la bendición de conocer a miembros de la comunidad de creyentes en los Estados Unidos y de muchos países alrededor del mundo. Sean africanos o chinos, hispanos o indígenas, kazak o ruso, canadiense o sureño, la comunidad en Cristo es una.
Una cosa que todos tenemos en común es el deseo de relación, un sentir más profundo de comunidad. Anhelamos la comunión con nuestro Creador y con lo creado, otras personas con las cuales podemos relacionarnos y compartir nuestras vidas.
Tantas abuelas como universitarias quieren saber lo que significa estar en relación con Dios y los demás—lo que significa ser comunidad, familia, y la iglesia las unas con las otras.
Mis amigos chinos traen una perspectiva distinta al concepto de familia y comunidad. Como parte del idioma chino y su cultura, uno es conocido por su nombre de familia primero, luego el nombre personal. La identidad personal depende de la familia. Es secundaria con respeto a la familia. Tu identidad depende de la de la familia. Por lo tanto, mi nombre en chino sería Goff Michelle en vez de Michelle Goff. Y todos los que tiene la familia Goff compartiríamos el mismo nombre y la misma reputación. Llamarías a mi papá, mamá, abuelos y hermanas por el mismo nombre “Goff.” Es posible que alguien quiera clarificar con quien quiere hablar, pero no importa mucho porque todos compartiríamos la misma mente, voz y espíritu. El individualismo no es tan respetado como en otras culturas que quizás conoces mejor.
Me recuerda de lo que Pablo explicó en Filipenses 2:1-4…
Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, 2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. 3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.
¿Cuál es más importante: nuestro papel en la familia, la comunidad, iglesia o grupo pequeño o la identidad particular y la prioridad egoísta que muchas veces tenemos?
¿Cuál es más importante:
¿Tener razón o ser amable?
¿Ser entendida o entender a otros?
¿Ser escuchada o escuchar?
¿Negarte o enfocar en ti misma?
Hoy, te animo a buscar una comunidad a través de un grupo pequeño, mujeres que se convierten en familia, mujeres con las que puedes ser auténtica, animada, y afilada. Ellas te pueden ayudar a recordar y vivir las prioridades de la familia de Cristo como hacen las Hermanas Rosa de Hierro.
Es mi oración y una de las metas del Ministerio Hermana Rosa de Hierro que seamos una comunidad así, las unas con las otras—una familia en Cristo que abarca dos idiomas y dos continentes. Le pido a Dios que seamos como hierro afilando a hierro las unas con las otras que podamos animarnos e inspirarnos a que seamos tan bellas como rosas a pesar de unas espinas—todo en el contexto de comunidad.
¿Estás cumpliendo con el nombre de la familia?
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