Escrito por Julio Cedeño
Pronto estaremos celebrando el Día del Padre. Celebraremos la relación entre padres e hijos, y el legado que es transmitido de generación a generación.
La relación entre un padre y sus hijos es tan importante que es la relación que Dios escogió para revelarse a sí mismo y a Jesús, a los ojos de Su creación.
Como el Hijo de Dios, Jesús vino a mostrarnos la verdadera naturaleza de Dios (“A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.” Juan 1:18)
Jesús mismo nos enseñó cómo relacionarnos con el Padre Celestial, e incluso con nuestros padres terrenales al aprender no solamente a través de sus palabras, sino también a través de su ejemplo.
Nosotros aprendemos de nuestros padres, intencionalmente o no, por lo que vemos y escuchamos (“Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.” Juan 8:38).
También aprendemos a cómo hablar y qué decir (“Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo.” Juan 8:26). Nosotros también aprendemos sobre la ética de trabajo (Pero Jesús les respondía: —Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo.” Juan 5:17).
Y así como aprendemos a imitar a nuestros padres terrenales, estamos llamados a imitar a nuestro Padre Celestial (“Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados” Efesios 5:1)
Cuando pienso sobre el legado, por supuesto, el mayor ejemplo es el de Jesús y Dios.
También hay un gran ejemplo en Abraham e Isaac en Génesis 22. Dios llama a Isaac el único hijo de Abraham (v-2), aunque sabemos que Abraham también tenía a Ismael, pero Isaac era el hijo de la promesa, el hijo de Abraham y Sara. Mientras ellos se iban acercando al monte Moriah, Isaac llama a Abraham “Padre” y Abraham llama a Isaac, “mi hijo” (v-7). Justo antes (v-6), Dios nos dice que “los dos siguieron caminando juntos”. Estos 3 versos nos enseñan la relación tan cercana que existía entre Abraham e Isaac.
Luego, el hecho de que Abraham hizo que Isaac llevara la leña mientras él llevaba el fuego y el cuchillo, definitivamente significa que ellos estaban trabajando juntos, y tal vez signifique que Isaac estaba físicamente más fuerte que su padre. No sabemos exactamente qué edad tenía Isaac, pero sabemos que era lo suficientemente mayor para cargar la leña (v-6).
Aún más adelante (v-7), vemos que Isaac sabía que además de la leña y el cuchillo, era necesario un cordero para la ofrenda encendida, lo que significa que Isaac y Abraham habían ofrecido sacrificios a Dios antes juntos. Isaac había aprendido de Abraham a cómo adorar a Dios.
Cuando Abraham ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre el altar, y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo (v-9,10), aprendemos de la fe de Abraham, al estar él listo para obedecer a su Dios. Pero también deberíamos aprender de la obediencia de Isaac y la confianza en su padre Abraham. Si Isaac era más fuerte que Abraham, eso significa que Isaac voluntariamente permitió a Abraham que lo atara y lo pusiera sobre el altar. Isaac estaba dispuesto a ofrecer su propia vida de manera voluntaria, para que su padre pudiera obedecer a su Dios. Qué legado de confianza y obediencia.
Aun cuando Dios probó a Abraham (v-1), Dios ya sabía cómo iba a reaccionar Abraham. Vamos a ver en Génesis 18:17-19 “17 Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18 Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19 Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido».”
Dios sabía acerca del legado de obediencia, confianza y autosacrificio que Abraham instilaría en Isaac, y es por eso que El bendijo a Abraham con Isaac. Abraham creyó en la resurrección de entre los muertos, incluso mucho antes de que se mencionara en las Escrituras, mucho antes de la venida del Cristo. Debido a ese legado el Cristo vino, y todas las naciones fueron bendecidas a través de Abraham, y luego de Isaac, y luego de Jacob, y luego de muchos otros como David y aquellos después de él, hasta el nacimiento de Jesús.
Ojalá podamos ser el tipo de padres que son dignos de imitar, como Dios lo es para Jesús, así como Abraham también lo es para Isaac. Como hijos, que seamos imitadores de las virtudes de nuestros padres terrenales, y definitivamente imitadores de nuestro Padre Celestial. También, como hijos, y esperando que nuestros padres terrenales sean creyentes, que podamos confiar en ellos tanto, que estemos dispuestos a hacer lo que sea necesario para que ellos puedan complacer a nuestro Dios. Que dejemos el mismo legado que Abraham dejó, y que podamos ser el tipo de padre de quien Dios dice “Sé que él dirigirá a sus hijos y a su familia después de él para que sigan el camino del Señor haciendo lo correcto y justo.”
¡¡¡Qué legado!!!
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