Loida y Eunice eran mujeres judías, madre e hija, que fueron mencionadas por nombre una sola vez en la Biblia, como la abuela y la madre de Timoteo (2 Tim. 1:5). No sabemos mucho del padre de Timoteo, sólo que era un griego. Ni sabemos si era cristiano. Sin embargo, la diversidad en la familia de Timoteo le daba una perspectiva más amplia a las culturas judía y griega al seguir el legado de fe de estas dos mujeres impactantes en su vida.
Pablo refería a Timoteo como su querido hijo o su hijo en la fe, pero tomó un momento en 2 Timoteo 1 para recordar a Timoteo de sus raíces espirituales. Ese recordatorio fue crítico en un momento cuando Timoteo se sintió desanimado y destrozado.
3 Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados. 4 Y, al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría. 5 Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. 6 Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Las palabras de Pablo a Timoteo sirvieron como una afirmación de su mentor de que no estaba solo.
- Pablo recordaba a Timoteo en sus oraciones constantemente.
- Las lágrimas de Timoteo fueron escuchadas, validadas, y compartidas porque Pablo anhelaba volverlo a ver también.
- Pablo recordó a Timoteo que su madre y su abuela eran dos más animadores en su fe, de quienes podía sacar buenos ejemplos de fidelidad y el legado continuo de fe.
Mis propias Loida y Eunice se llaman Barbara y Jocelynn. Mi abuela y mi mamá han servido como animadoras y ejemplos para mantener la fe durante toda la vida, especialmente durante los momentos difíciles. Son mentores espirituales y promueven un legado de fe que extiende más allá de la familia de sangre.
Aunque no se menciona ni a Loida ni a Eunice en otra parte de la Biblia, me gustaría creer que eran positivas influencias cristianas en las vidas de muchas más personas en Listra (el pueblo natal de Timoteo). Sé que muchas mujeres continuamente buscan a mi abuela y a mi mamá para pedir sabiduría, una oración, o una palabra de ánimo.
¡Doy gracias a Dios por la tremenda bendición de mis mentores maternas! Y es mi oración que yo pueda servir como mentora materna para cada una de las Hermanas Rosa de Hierro que sea equipada a conectarse con Dios y con otras mujeres más profundamente a través de este ministerio y sus recursos.
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