Hacemos muchas cosas a la vez. Compaginamos las varias responsabilidades familiares con las otras responsabilidades de la vida. Lo hacemos con gracia y estilo. Pues, quizás nos falta la gracia, y el estilo es anticuado.
Pero en medio de las vidas complejas que tratamos de manejar, nuestra salud es una de las primeras prioridades que se nos escapa.
Luchando con un resfriado, noté cómo había descuidado mi salud física. En muchos sentidos me había descuidado en mi salud en general…
La salud espiritual de la mujer está íntimamente conectada con la salud física, la salud mental, la emocional, y la salud de la familia.
¿Cómo te sientes cuando tienes hambre? ¿Te falta más la paciencia?
Y si has tenido un día estresante… ¿Te cuesta confiar en Dios?
¿Qué tal la depresión y el desánimo? ¿Cuándo sufres de ellos, te dificulta el regocijarse en todo?
Y finalmente, si un miembro de la familia está de mal salud, ¿Cómo afecta tu fe?
La salud espiritual de la mujer no se puede separar de los otros aspectos de la salud de la mujer. Y como seres relacionales, en el descuido de la salud, muchas veces es porque descuidamos nuestras relaciones en Dios.
¿Cuál aspecto de tu salud está afectando más a tu salud espiritual actualmente? ¿Cómo puedes animar a una Hermana Rosa de Hierro en su salud espiritual? Al animarla, ¡te darás cuenta de que te estás animando también!
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