Escrito por Kim Solis, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Este año, el objetivo del MHRH es animar a las mujeres a ser sabias, oír la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Al hacer esto, edificamos nuestra casa sobre la ROCA (Lc 6:46-49).
La idea de la roca aparece muchas veces en las Escrituras. En Mateo 16:18 el nombre de Simón es cambiado por Pedro (que significa roca), y Jesús le dice que sobre la roca de su confesión de Jesús como el Cristo se edificará la iglesia. Años después, en su primera epístola, Pedro volverá a mencionar la roca.
En 1 Pedro 2, Pedro nos cuenta sobre la piedra viva y luego nos dice que somos las piedras vivas de una casa espiritual, unas que proclamarán Sus maravillas como extranjeros, unas que mantendrán su conducta ejemplar para que sus buenas obras se observen, Dios sea glorificado y los insensatos callados. Pero Pedro nos advierte que habrá momentos que tendremos que someternos a amos injustos, y que vamos a sufrir.
Es en este contexto en el que Pedro escribe las famosas palabras que se han convertido en títulos de libros (En sus pasos de Charles Sheldon es una novela interesante) y en iniciales sobre pulseras como con la campaña de “¿Qué haría Jesús?”.
Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes y les ha dado ejemplo para que sigan sus pasos. (1P 2:21, NVI)
¿Qué haría Jesús? Pues parece que Pedro pensó que a lo mejor preguntaríamos esto y nos contestó en los versículos siguientes. Aun al sufrir injustamente, no pecó. No habló con engaño. No respondió en enojo ni con amenazas. Simplemente confió en Aquel que juzga con justicia.
Jesús fue un revolucionario en aquel entonces, y Sus palabras siguen siéndolo hoy en día.
¡Pero se están aprovechando de mí! Camina una milla más (Mt 5:41).
¡Pero me están abofeteando verbalmente con burlas y acusaciones! Pon la otra mejilla (Mt 5:39).
La política, las opiniones, las leyes, las redes sociales – nuestro mundo está más dividido que nunca (o por lo menos así lo parece). Trata a los demás como quisieras que te trataran a ti (Lc 6:31). Ama a tu prójimo como a ti mismo (Mr 12:31). No importa quienes sean, qué crean o cómo actúen. Ama a tu enemigo (Lc 6:35).
Anda como Él anduvo. Trata a los demás como Él los trató. Ama como Él amó.
Con el crecimiento de las redes sociales a menudo decimos que “seguimos” a alguien cuando en realidad lo único que hacemos es observar lo que hacen o dicen y darle un “me gusta” para mostrar nuestra aprobación. A veces, si realmente admiramos a la persona, puede ser que compremos un producto que promocionan, veamos una película donde salen, o tal vez compartamos una frase que usan o adaptamos nuestra moda de acuerdo con la suya. Pero eso es todo lo que hacemos para “seguirles”.
Pero ¿qué pasaría si te contrataran para interpretar a esa persona en una película? ¿Qué harías para estudiar su voz, hábitos y costumbres? Si realmente quisieras representar una actuación digna de recibir un Óscar, tendrías que hacer creer al público de que están observando a la persona original y no simplemente cualquier fanático.
En 1 Corintios 11:1, Pablo dice: “Imítenme, así como yo imito a Cristo.”
Imitadores. Seguidores que caminan en las huellas exactas, con las mismas acciones, las mismas palabras y actitudes.
Yo deseo ser una mujer sabia que edifica su casa sobre la Roca, ¿y tú?
Aferrémosnos a la Piedra Viva, permitiéndole edificarnos como una casa espiritual, glorificando a Dios con Su luz brillando en nosotras.
Estamos personificando a Jesús ante el mundo y cuando nos ven, no deben simplemente ver a un ávido fanático, sino deben decir: “Parece Kim, pero no actúa para nada como ella. ¡Si no la conociera, diría que estoy viendo a Jesús!”
Permíteme dejarte con los Elementos Comunes para considerar:
- ¿Qué falta en tu representación para que refleje a Jesús al mundo?
- ¿Hay algo en tus propias acciones o actitud que sigue apareciendo e impidiendo tu imitación de Cristo?
- ¿Cómo puedes estudiar mejor a Jesús para poder representarlo mejor ante la gente a tu alrededor?