Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
Blog
Más entradas del blog abajo
- Detalles
rEscrito por Michelle J. Goff
Reflexionando en el año 2020, algunos se contraen con dolor, otros se retiran más profundamente en sus sentimientos de soledad y aislamiento. Aunque pocos se regocijaron por un nuevo nacimiento, muchos lamentaron la pérdida de un ser querido.
Esta pandemia nos ha arrodillado,
Pero Dios nos ha encontrado allí.
Los planes sin cumplir nos recordaron que no estamos en control. Las reuniones virtuales reemplazaron los encuentros cara a cara y se requería la creatividad para poder encontrar cómo seguir conectados. Las sonrisas cubiertas por las mascarillas nos dejaron desconectadas hasta que se pudieran realizar unas reuniones distanciadas en el aire libre.
La pandemia ha revelado la gran necesidad por las relaciones,
Pero Dios sabía eso desde siempre y envió a Su Hijo para que encontráramos paz en una relación verdadera con Él.
Se han marcado divisiones sobre el uso de las mascarillas, si debemos reunirnos presencialmente o no y otras líneas de opiniones. Congregaciones se han dividido y ancianos han renunciado, cansados de pararse en la brecha o sentirse forzados a escoger un lado u otro. Satanás ha presionado las heridas infectadas de los que se están ahogando por falta de esperanza.
La pandemia ha resaltado algunas condiciones preexistentes,
Pero Dios, que es nuestra esperanza, nos ha redimido y nos ha unido.
El tiempo en oración se ha extendido con la expansión de la lista de peticiones. La Palabra se hizo nuestra Roca cuando la incertidumbre opacaba nuestro pensar. Un juego de palabras sobre el tener una visión 20/20 en el año 2020 se convirtió en una prueba de la vida real de cómo podemos mantener nuestros ojos puestos en Jesús.
La pandemia ha desafiado nuestra visión,
Pero Dios ha seguido fiel, incambiable, en control, el mismo hoy, ayer y siempre.
No todo ha sido malo…
La pandemia nos ha dado nuevas oportunidades.
Dios ha abierto puertas para reuniones virtuales de cristianos alrededor del mundo. Un hambre por la oración y por el estudio bíblico ha crecido, desarrollando nuevas amistades y conexiones, muchas más de lo que pudiéramos haber planificado.
¿Qué has aprendido de Dios durante este año?
¿Qué se te ha revelado el año 2020 de ti misma?
¿Qué quieres dejar en el pasado?
¿Qué tomarás de lo que has aprendido para llevar al futuro?
Pablo nos amonesta en Filipenses 3:13-16, “Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Así que, ¡escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y, si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará ver esto también. En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.”
¿Cómo podemos mantenernos firmes en lo que ya hemos alcanzado durante el año 2020 para el año nuevo?
Este último año ha sido un proceso de refinamiento para todos. Tal como metales preciosos pasan por un proceso de refinamiento para poder ser algo nuevo, nuestro proceso de refinamiento nos permite ser redefinidas por el Creador.
Mientras crecemos en nuestra identidad redefinida por Cristo, los procesos de la transformación y la santificación nos permiten regocijarnos en Su misericordia que es nueva cada mañana (Lam. 3:23).
Para el año 2021, el Ministerio Hermana Rosa de Hierro se va a enfocar en lo que significa ser Redefinida. Personalmente, el proceso de refinamiento del año 2020 ha facilitado muchas facetas de ser redefinida por Dios. Y como ministerio, hemos sido refinados y anticipamos la redefinición de algunos papeles entre nuestro equipo y una visión clarificada para equipar a las mujeres para que se conecten con Dios y con otras mujeres. En algunos sentidos, Dios apenas está por comenzar Su obra en nosotros, aunque ya tenemos siete años y medio como ministerio. Mantente atenta para más información pronto… Y gracias por acompañarnos en oración en esta caminata. ¡Nos emocionamos al escuchar las historias de mujeres como tú que también han sido redefinidas por Dios!
Que Dios nos bendiga en el refinamiento y la redefinición.
- Detalles
Escrito por Débora Rodrigo
Mi hija ha sido siempre una niña muy sana. Gracias a Dios hemos tenido que ir con ella al médico en contadas ocasiones. Casi nunca se queja de dolores de estómago, cabeza, oídos o cualquier otro malestar. Incluso cuando era una bebé pocas veces escuché el llanto de dolor característico de los primeros meses de vida.
En una ocasión, recuerdo que estaba jugando con sus manitas, sonriendo y balbuceando alegremente como hacen los bebes cuando están contentos. Como madre, no pude resistirme a acariciar su carita, y entonces me di cuenta de que su temperatura no era normal, estaba más caliente de lo que debería. Inmediatamente le puse el termómetro, y en efecto, ¡tenía fiebre! ¿Cómo era posible que no se quejara y estuviera jugando alegremente como si nada?
Nuestra salud espiritual es muchas veces similar. A veces, entretenidas y distraídas por los quehaceres de nuestras vidas, dejamos de ocuparnos de nuestra salud espiritual y nos descuidamos, pensando que estamos sanas puesto que no sentimos grandes síntomas preocupantes, pero dejando pasar por alto esos grados de “fiebre espiritual” que nos darán problemas si no los tratamos a tiempo.
Puede que tengamos cerca algún amigo o familiar que perciba esos pequeños síntomas y tenga la valentía de hacernos conscientes de ellos. Pero la verdad es que las primeras responsables de comprobar el estado de salud de nuestro espíritu somos nosotras mismas, así que deberíamos tener el “termómetro espiritual” a mano y revisar nuestros síntomas con mayor frecuencia.
Estamos sanas espiritualmente cuando nuestro interior es un hogar acogedor para el Espíritu Santo, que vive dentro de nosotras. Si esto ocurre, los frutos del Espíritu, como frutos que son, brotarán y se desarrollarán de forma natural en nuestro día a día y seremos mujeres amorosas, gozosas, pacificadoras, pacientes, benignas, bondadosas, fieles, mansas y con autodominio (Gál. 5:22-23). ¿Estás fallando en alguno de estos atributos? Tal vez éste sea el síntoma que necesitabas ver para comenzar a tomar la “medicina” que necesitas.
Observa tu comportamiento y la forma en que hablas y tratas a otros. Busca en ellos los frutos del espíritu. Si no aparecen con facilidad, seguramente debes hacerte un chequeo espiritual. ¡No dejes que tu enfermedad avance!