Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Una sonrisa, un asiento en el autobús, un vaso de agua fría... Hay muchas formas de ser amables y generosos con los demás, lo que constituye el principal estímulo de la tercera parábola del capítulo 25 de Mateo.
El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. (Mt 25:40 NVI)
El Rey acogió en Su Reino a quienes habían puesto en práctica sus palabras: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", aquellos que practicaban el amor por Él extendiendo esa bondad a los demás.
Los destinatarios de la bendición del Rey se sorprendieron por sus palabras porque no recordaban haberle servido. Reconoció el simple acto de la madre que compartía comida con el niño hambriento que se acercaba a jugar con sus propios hijos. Reconoció la forma constante en que la empresaria traía una botella extra de agua para el hombre sin hogar que se sentaba frente a su edificio de oficinas. Celebró a las mujeres que donaron ropa nueva al refugio para mujeres maltratadas, no solo las prendas sin usar del fondo del armario.
La parábola de las ovejas y las cabras, al final de Mateo 25, sigue a otras dos que también enfatizan la importancia de una buena administración: la gestión adecuada de lo que Dios ha providenciado. Las cinco vírgenes que tomaron suficiente aceite fueron intencionadas al planificar con antelación. Los dos primeros hombres, con cinco y dos talentos respectivamente, administraron bien lo que les habían dado, multiplicándolo para cuando el amo regresó. Finalmente, las ovejas fueron bendecidas por el Padre y recibieron su herencia (Mt 25:34) porque honraron al Padre y cuidaron de "los más pequeños de estos".
Para que seamos mujeres sabias, debemos ser buenas guardianas (o administradoras) de lo que Dios ha providenciado.
- Reconoce que todo lo que tienes viene de Dios. El aceite de la virgen, los talentos de los hombres y todo lo que la gente usó para bendecir a otros, todo proviene del Gran Proveedor.
- Sé intencional en cómo usas lo que Dios te ha dado. Las vírgenes sabias no compartían su aceite con las vírgenes insensatas, pero las ovejas eran reconocidas por compartir su comida, bebida y ropa con otros. Ambas prácticas tienen su lugar en el Reino.
- Mantén el enfoque del Reino. Prepárate para el Novio, trabaja para el Maestro y honra al Padre cumpliendo Sus mandatos de amar.
- Revisa tu motivación. ¿Estamos cayendo en la trampa de la comparación? ¿Hacemos las cosas para que los demás nos vean? ¿Reconocerá alguien a Cristo a través de lo que hacemos o decimos?
- Evita el egoísmo. Si vamos a amar y cuidar a los demás, habrá sacrificios. Pero recuerda, servimos a un Dios de abundancia que provee con gracia más allá de lo que podríamos pedir o imaginar.
Tómate un momento para reflexionar sobre estos cinco puntos. Durante una semana en la que muchos están centrados en el nacimiento de Cristo, ¿cómo nos encarnó e inspiró Jesús a hacer todo lo posible por los más pequeños"?
Por último, usando los Elementos Comunes, hagámoslo más personal y práctico.
De Mateo 25, nombra una zona en la que quieras crecer o florecer.
¿Cuál es una espina que hay que eliminar, quizá algo que te impida amar a "los más pequeños de estos"?
¿Hay algún área en la que quieras profundizar más o necesites que alguien te mantenga responsable (hierro para afilar, Pr 27:17)?
Una forma de profundizar es leer todo el capítulo 25 de Mateo y orar sobre estas tres parábolas, pidiéndole a Dios que revele su aplicación a tu vida.
En plena temporada navideña, extendamos la bondad amorosa de Dios a los demás y demos gracias cuando otros hagan lo mismo por nosotros. Nos encantaría escuchar vuestras historias o ver fotos de cómo Dios ha dado oportunidades para que esto suceda.
