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Escrito por Corina Diaz, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Argentina Corina Díaz 320

A todas nos ha pasado tener expectativas altas acerca de una relación con algo o alguien, y luego, darte cuenta de que la realidad ha sido otra totalmente distinta a lo esperado.

Incluso, Jesús aun esperando la traición, guardaba en su corazón el deseo de pasar esa copa. “Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y declaró: Ciertamente les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.” (Jn 13:21) 

Aún en esta condición, Jesús sabía que no era Judas propiamente quién le causaba la herida, sino que reconoce que la reacción del otro viene de una situación externa, y este punto es muy importante para aplicarlo en nuestras vidas. “Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce.” (Lc. 22:3) “Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él.” (Jn. 13:27)

Tomarse las situaciones de manera personal solamente nos genera más angustia y nos acorta el panorama general de la realidad.

El esquema de Jesús fue sencillo, solamente tres pasos:

  1. Aceptación de la situación.
  2. Oración al Padre para procesar lo que sentía.
  3. Mantener Su corazón abierto para dar amor.

Parece bastante sencillo, y te aseguro que no lo es, pero también te aseguro que, ¡Reducir las expectativas y aceptar lo que viene cultivando un corazón puro, nos hará el camino más llevadero!