La oración es comunicación con Dios y, al mismo tiempo, entregarle el peso de las batallas que enfrentamos. Y al dejar nuestras cargas a los pies del Padre Celestial, Él camina con nosotros en la batalla hacia la victoria, un proceso que se hace imposible sin la oración.
A través de la oración, mejoramos nuestra comunicación y nuestra relación con Dios, pero no sólo con Él. Cuando oramos juntos, mejoramos nuestra comunicación y relación los unos con los otros también. Al compartir en las batallas por la oración, así como por el patrón de los Elementos Comunes, recordamos que no estamos a solas y nos fortalecemos en el camino.
Nos regocijamos más en la victoria con quienes han caminado con nosotros en la batalla como guerreros en oración.
Por lo tanto, doy gracias a cada uno de Uds. por acompañarnos en este mes de oración. Nos hemos regocijado y hemos levantado peticiones al Padre, dándole gracias por todo.
Hoy, te animo a cerrar este mes de oración en comunión con una Hermana Rosa de Hierro: una hermana en Cristo que puede servir como hierro afilando a hierro, animándote a que seas tan bella como rosa, a pesar de las espinas. ¡Pero no se te olvide ser esa persona en la vida de otra también! Aprovechen los Elementos Comunes hoy juntas para orar y regocijarse en la victoria.
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